Más allá del flamenco
Rosalía & Raül Refree Lugar y fecha: Luz de Gas (23/ III/2017)
Tiene solo 23 años pero la cantaora Rosalía Vila parece más madura, interesada por un tema tan trascendente como es la muerte, el nexo que une las canciones de su debut Los Ángeles, realizado en estrecha colaboración con Raül Refree, que presentaron en el festival Guitar BCN con entradas agotadas y un publico, más de la cuerda indie que flamenca, que disfrutó con el quejío y el toque de dos intérpretes que huyen de la ortodoxia. La tradición aflora en las letras, recogidas de cantes antiguos. Así, en Si tú supieras compañero, canta fragmentos de alegrías de La Niña de los Peines o Rafael de León, con la ayuda de fantasmagóricos arreglos orquestales reproducidos en directo por un chelo, que también les acompañó en la saeta El redentor.
La variedad de registros fue del desgarro de las seguidillas De plata al cubanismo de la guajira Te venero; de la emocionante relectura de Catalina, unos tangos viebre jos de Manuel Vallejo, al jondo compungido de Nos quedamos solitos; del breve apunte por fandangos de Que se muere, que se muere a los tientos iniciales de Por mi puerta no lo pasen.
Rosalía sabe modular su voz oscilando del temblor apenas insinuado hacia los pozos de jondura, con unos gritos descarnados que hicieron que al finalizar Día 14 de abril estallara una salva de olés. Por su parte Raül se aleja del clásico tocaor de acompañamiento prescindiendo del academicismo para lograr ingeniosos e imaginativos acordes y ritmos que por momentos no tenían nada de flamenco, como fue el caso de la milonga de Antonio Molina La hija de Juan Simón.
Además de las canciones del disco hicieron una adaptación li- de Aunque es de noche, en homenaje a Enrique Morente y San Juan de la Cruz, y un sentido tributo a Manuel Molina en forma de versión de Que nadie vaya a llorar, magnífico corolario a un tema tan espinoso como el de la muerte. El bis, con I see a darkness de Bonnie Prince Billy, sirvió para apuntar una nueva dirección que podrían explorar en un futuro que se presenta brillante.
La audiencia disfrutó con el quejío y el toque de dos interpretes que huyen de la ortodoxia