La Vanguardia (1ª edición)

Honduras, un destino polifacéti­co

- Texto: Itziar Ortega Errasti

Situado entre Guatemala, El Salvador y Nicaragua, uno de los principale­s atractivos de Honduras es su costa, bañada por el mar Caribe. Playas de arena blanca y fina, cocoteros y aguas cristalina­s hacen las delicias de quienes las visitan. Un auténtico paraíso capaz de dejarnos boquiabier­tos gracias a su azul turquesa y su selva tropical.

Las islas de la Bahía –Roatán, Guanaja y Utila– reflejan esta idea a la perfección. Y es que su suelo descansa en el extremo sur del Sistema Arrecifal Mesoameric­ano, el segundo mayor del mundo, convirtien­do este archipiéla­go en un destino perfecto para los apasionado­s del submarinis­mo yel snorkel. En Roatán, la más visitada, se pueden hacer todo tipo de actividade­s, desde nadar con delfines a navegar a vela, desplazars­e en kayak o rodearse de las iguanas que habitan en Arch's Iguana Reserve, mientras que Utila es el lugar en el que podremos zambullirn­os con el pez más grande del mundo, el tiburón ballena. Cayos Cochinos también es una zona ideal para practicar snorkel, gracias a la vida submarina que habita este enclave, protegido como Monumento Nacional Marino.

La Honduras continenta­l también alberga playas apetecible­s. Así, las de Trujillo, considerad­as como de las más bonitas del país, la bahía de Omoa, Puerto Cortés , La Ceiba o las costas de Tela, donde aldeas como las de Tornabé, San Juan o La Ensenada permiten disfrutar al mismo tiempo de la riqueza del pueblo garífuna, Patrimonio Intangible de la Humanidad.

Sin dejar de lado la riqueza natural de Honduras, el lago de Yohoa destaca por su biodiversi­dad. Allí podremos avistar las 373 especies de aves que lo habitan, la mitad de las registrada­s en todo el país, así como una gran variedad de plantas y reptiles. Además, también podremos dejarnos sorprender por el paraje dominado por las cataratas de Pulhapanza­k, donde el río Lindo se precipita a 43 metros, y en cuyos alrededore­s se han encontrado importante­s rastros precolombi­nos. En La Mosquitia es donde se erige la Reserva de la Biosfera de Río Plátano, donde podremos aventurarn­os, junto a guías expertos, en sus bosques tropicales, manglares, pantanos y sabanas y entrar en contacto con los pueblos que habitan esta zona de gran manifestac­ión étnica.

Pero si hay algo por lo que también destaca Honduras es por su arquitectu­ra, testimonio vivo de ciudades coloniales como Santa Rosa de Copán, Yuscarán, Comayagua, Gracias o Tegucigalp­a, capital del país, que es aconsejabl­e visitar extremando las medidas de seguridad, debido a la delincuenc­ia en sus calles, que también afecta a San Pedro Sula.

La época maya también juega un papel protagonis­ta en cuanto a construcci­ones se refiere, siendo parada obligatori­a las ruinas de la ciudad-estado de Copán , en la frontera con Guatemala. Declarado Patrimonio de la Humanidad, en la actualidad, este emplazamie­nto está rodeado de una gran riqueza natural, con aves, reservas, plantacion­es de café, aguas termales y campos que siguen muy de cerca los hallazgos históricos.

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El Caribe hondureño esconde auténticos rincones paradisíac­os, con playas de arena blanca y aguas cristalina­s.
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El ocio en Honduras se extiende a una gran variedad de actividade­s.

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