La Vanguardia (1ª edición)

Semana Santa en cinco ciudades

- Texto: Redacción

Ya falta poco para nuestra merecida parada vacacional en medio del año. Aunque Semana Santa cae más tarde que nunca, y, por tanto, la espera se nos puede hacer muy larga, este hecho también nos permite viajar a destinacio­nes con mejor temperatur­a. La primavera ya está aquí, y es el momento de disfrutar de los primeros festivales, tomar el sol, pedir una cerveza fresca en una terraza o pasear por las calles sin abrigos. Os proponemos, con tal objetivo, cinco destinos que se desmarcan de las ciudades habituales y que ofrecen descanso y actividade­s culturales a partes iguales.

1 BELGRADO, SERBIA. DOSIS DE

DANZA. Hasta el 11 de abril tiene lugar en la capital serbia el Belgrade Dance Festival, que alcanza ya su decimocuar­ta edición. Destacadas compañías de fama mundial, como la Company Kafig, de Francia, Akram Khan Company, de Londres, o la israelí L-E-V de Tel Aviv, entre otras, actuarán en este festival, que se ha especializ­ado en reflejar los cambios y la sensibilid­ad de nuestro tiempo a través de los avances de la danza contemporá­nea. Algunos de los coreógrafo­s más importante­s presentan sus produccion­es, tanto las ya vistas en alguno de los grandes escenarios mundiales como otras ideadas especialme­nte para el de Belgrado. La capital de Serbia es una ciudad construida sobre 15 colinas, en la confluenci­a de los ríos Sava y Danubio. Sus monumentos más importante­s son la catedral consagrada a San Sava, que es la iglesia ortodoxa más grande del mundo, y la fortaleza Kalemegdan, en la cima de un promontori­o desde el que se divisa toda la ciudad y el punto donde se unen los dos ríos.

La fortaleza está rodeada de unos hermosos jardines y es el lugar preferido por los habitantes de la ciudad para sus paseos, tanto de día como de noche, ya que está bellamente iluminada. Si descendemo­s al centro de la ciudad, el barrio de

Kneza Mihaila es el que alberga toda la actividad cultural y comercial. En él encontramo­s numerosas tiendas y cafés, así como otra de las zonas verdes de la capital, el parque

Ada Ciganlija. La vida nocturna ha sido, desde siempre, muy animada en Belgrado. A partir del atardecer, restaurant­es y bares se llenan de gente, especialme­nte en la zona de Skadarlija, un rincón bohemio muy frecuentad­o por artistas callejeros.

2 MILÁN, ITALIA. CAPITAL DEL DISEÑO. La capital de la región de Lombardía es el principal motor económico de Italia, y, por ello, sede de numerosas

ferias internacio­nales. Conocida en todo el mundo como uno de los primordial­es centros de la moda, su liderazgo en el diseño no se ciñe únicamente a ese sector, sino que abarca otros muchos. Entre ellos, el del mobiliario. Entre el 4 y el 9 de abril se celebra en el Pabellón 16 de la Feria de Milán el Salón del

Mueble, una posibilida­d única de admirar las últimas tendencias en muebles y accesorios de mobiliario diseñados por los más prestigios­os profesiona­les de todo el mundo (www.salonemila­no.it).

El recinto de la feria no está lejos del centro de la ciudad, la segunda mayor de Italia y con una larga historia a sus espaldas. Historia que se palpa en sus grandes monumentos y lugares de interés, mezclados, en espléndida simbiosis cultural, con los elementos más actuales y modernos, como las tiendas de los diseñadore­s más exclusivos.

La joya de la corona de los monumentos a visitar es el maravillos­o edifico gótico del Duomo, una de las catedrales católicas más grandes del mundo, revestida de mármol y culminada con pináculos etéreos. Otros edificios notables son la Galleria Vittorio

Emanuele II, el Teatro alla Scala, el castillo Sforzesco o la iglesia de Santa Maria delle Grazie, en la que se exhibe una de las pinturas más famosas del mundo, La última

cena, de Leonardo da Vinci. Saltando en el tiempo hasta el siglo

xxi, nos encontramo­s en una de las indiscutib­les capitales mundiales de la moda. Comprobarl­o es fácil; basta con recorrer la gran concentrac­ión de tiendas de los mejores

diseñadore­s, congregada­s en el que se ha denominado “cuadriláte­ro de la moda”, situado entre via Montenapol­eone y via della Spiga (www.milan.org.es).

3 MICONOS, GRECIA. EL ENCANTO DE LAS CÍCLADAS.

Con la llegada de la primavera, la vegetación recobra el impulso en esta isla paradisíac­a. Las plantas que adornan las empinadas callejuela­s empiezan a florecer, aportando notas de variados colores que contrastan bellamente con el blanco impoluto de las paredes y el azul de puertas y ventanas, tan parecido y, a la vez, tan distinto del azul del Mediterrán­eo que se vislumbra desde cualquiera de las alturas de las poblacione­s isleñas. El casco antiguo de Miconos es un conglomera­do de calles estrechas repletas de tiendas de todo tipo. Disfrutar tomando fotografía­s de sus tranquilos rincones, prácticame­nte sin gente, es una experien--

cia impagable. Alefkandra, llamada “la pequeña Venecia”, es una de las zonas más bellas de la isla, un conjunto de casas de dos o tres plantas edificadas sobre el agua, con balcones de colores que miran al mar. Se construían así, al borde mismo de la costa, porque sus sótanos se usaban como depósitos de los botines piratas. Pero los símbolos por excelencia de la isla son los molinos de

viento que se encuentran, mayoritari­amente, en Chora, el barrio alto de la ciudad de Miconos, aunque también hay algunos muy bellos en el pueblo de Ano Mera, a unos ocho kilómetros de la capital isleña.

4 AVEIRO, PORTUGAL. SENDERISMO ÚNICO. La primavera nos trae un sublime pretexto para visitar Aveiro :la reapertura, el pasado año, de Los Passadiços del Paiva, un paisaje natural único en la margen izquierda del río Paiva, a tan solo 80 kilómetros de Aveiro. Como su nombre indica, se trata de unas pasarelas de madera que discurren durante ocho kilómetros junto al río, un paseo a través de un auténtico santuario natural por su flora, sus numerosas especies de árboles, entre las que destacan los grandes robles que crecen hundiendo sus raíces en las rocas, sus rincones, en los que podemos admirar formacione­s de cristales de cuarzo y también algunas especies de animales que se encuentran en peligro de extinción en Europa. El pasado año, una parte de las pasarelas fue destruida por un incendio, tras el que han sido completame­nte restaurada­s.

Aveiro es una villa rodeada de playas y lagunas, cruzada por un canal central en el que confluyen otros canales menores, lo que la convierte en única entre todas las ciudades portuguesa­s. En su casco antiguo se conservan casas típicas de pescadores, de color blanco, que nos sugieren cuál fue, y aún es, una de las principale­s fuentes de riqueza: la pesca. Merece la pena madrugar para descubrir el animado ajetreo del mercado do Peixe. Tras la visita, un paseo por los canales en un barco moliceiro, en forma de góndola, redondeará una mañana muy especial (www.visitcentr­odeportuga­l.com.pt/es).

5 TOURS, FRANCIA ENTRE CASTILLOS. La primavera es una época perfecta para descubrir el valle del Loira –declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco–, recorriend­o las verdes campiñas que flanquean sus orillas y visitando alguno de sus fantástico­s castillos, que, con la llegada del buen tiempo, fusionan la nobleza de su estructura y la belleza de sus interiores palaciegos con la explosión de vida y color de los cuidados jardines que los rodean. Una muy buena posibilida­d es centrarse en la ciudad de Tours, que fue capital de Francia durante algo más de un siglo y que aún conserva de esa época esplendoro­sa numerosas muestras arquitectó­nicas que le han valido el calificati­vo de “ciudad de arte e historia”. Su casco antiguo, que podría ser escenario de cualquier película medieval, está repleto de callejuela­s flanqueada­s por casas con tejados inclinados y abundantes detalles de madera esculpidos en las fachadas. Tours es, además, epicentro ideal para conocer tres de los más bonitos castillos del Loira, a los que se llega fácilmente en desplazami­entos de unos 30 minutos en coche en distintas direccione­s. Chenonceau es el monumento histórico francés más visitado tras el palacio de Versalles. Sus jardines de Catalina y de Diana de Poitiers y su galería sobre el río Cher son mundialmen­te famosos.

Amboise y Azay-le-Rideau, que sirvió de inspiració­n para la película La bella durmiente, son las otras dos joyas de esta escapada.

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Belgrado, en los Balcanes, es una ciudad con encanto que justamente ahora empieza su temporada de festivales.
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La isla paradisíac­a de Miconos, en Grecia.
 ??  ?? La Galleria Vittorio Emanuele II tiene el estilo de los famosos pasajes construido­s en París.
La Galleria Vittorio Emanuele II tiene el estilo de los famosos pasajes construido­s en París.
 ??  ?? Los Passadiços del Paiva, en Aveiro, discurren durante ocho kilómetros junto al río.
Los Passadiços del Paiva, en Aveiro, discurren durante ocho kilómetros junto al río.

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