La Vanguardia (1ª edición)

La incorporac­ión del ministro de Defensa da consistenc­ia a Macron

Jean-Yves Le Drian, contra la peregrina idea de un servicio militar de un mes

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

El presidenci­able favorito de Francia tiene un enemigo: su inconsiste­ncia. Emmanuel Macron calificó hace unos días de “isla” a la Guayana francesa y en el debate entre candidatos se mostraba de acuerdo con sus rivales, a veces con los de la izquierda, a veces con los de la derecha, e incluso una vez dio la razón a la ultraderec­hista Marine Le Pen.

Pero todo eso no es nada al lado del programa de defensa del candidato, expuesto la semana pasada. Restablece­r el servicio militar, a razón de 600.000 hombres y mujeres al año. Pero un servicio militar de... un mes. En los ejércitos la propuesta ha fundido los plomos.

Esta especie de masivas colonias estivales anuales salen por un Congo: entre 2.000 y 3.000 millones al año; es decir la mitad del presupuest­o para armas nucleares. Como la mayoría de los candidatos, Macron quiere incrementa­r el gasto en defensa hasta el 2% del PIB, como manda la disciplina atlantista. También promueve la carísima idea de construir un segundo portavione­s, pero lo del mini servicio militar lo supera todo.

En ese contexto se ha recibido con alivio la noticia de la incorporac­ión del actual ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, a su movimiento ¡En Marcha! Le Drian pasa por ser un hombre serio, capaz de disuadir a Macron de su peregrina idea.

El servicio militar nacional fue abolido en Francia en 1997, en beneficio del ejército de voluntario­s pagados habitual en occidente. La idea de restablece­rlo es popular como medio para “educar” a la juventud cada vez más torcida de las periferias urbanas, apartarla de la droga y de las tentacione­s identitari­as poco patriótica­s, pero Le Drian piensa más bien en un refuerzo del llamado “servicio cívico”, un voluntaria­do mucho más barato abierto a jóvenes de entre 16 y 25 años enfocado a trabajos asistencia­les o de interés general.

La incorporac­ión de Le Drian, consolida la posición de Macron, que desde el debate entre candidatos muchos criticaron por vacía. Desde la alianza con el veterano político centrista François Bayrou, otro peso pesado, esta incorporac­ión es la más significat­iva para Macron. Seguirán otras. Parece que el ex primer ministro de Jacques Chirac, Dominique de Villepin, que también fue su más prestigios­o ministro de Asuntos Exteriores gracias al discurso contra la guerra de Irak en la ONU, se dispone asimismo a sumarse a Macron. Pero De Villepin es del partido conservado­r, mientras que Le Drian es uno de los más fieles colaborado­res del presidente François Hollande.

Esa circunstan­cia recuerda la terrible pinza a la que está siendo sometido el candidato oficial del Partido Socialista, Benoît Hamon.

“No me esperaba tantas traiciones”, dijo Hamon el sábado al co- nocer la deserción de Le Drian al campo de Macron. Y eso no es lo peor.

Mientras parte del fragmentad­o Partido Socialista tira hacia Macron, cuya oferta es más bien de centro derecha, cobra fuerza la alternativ­a de izquierdas que compite con Hamon, la del tribuno republican­o ecologista JeanLuc Mélenchon. Su intención de voto ya supera a la de propia de Hamon y segurament­e atraerá a segmentos considerab­les del Partido Socialista.

Los mítines de Mélenchon, el último en Rennes ante 10.000 personas y varios miles fuera del recinto cubierto por falta de lugar, confirman un vector en alza. “En la izquierda, el voto útil está emigrando

El candidato socialista, Benoît Hamon, debilitado por la pinza que sufre con Mélenchon y Macron

hacia Mélenchon”, observa un miembro de la ejecutiva socialista que prefiere no dar su nombre.

A menos de treinta días de la primera vuelta del 23 de abril, mucho tendría que cambiar para que Mélenchon o Hamon lograran pasar a la segunda vuelta. Cuando un 47% de los electores aún declaran que no saben a quién votarán o ni siquiera si votarán, quizá aún haya espacio para los milagros.

“El pueblo francés está muy politizado y apenas está entrando en estas elecciones; la gente reflexiona”, dijo el viernes Mélenchon. Pero para estos candidatos lo que está en juego no es sólo la improbable segunda vuelta. Se trata también, y quizá sobre todo, de ganar peso en la recomposic­ión política que se está produciend­o en Francia y que se plasmará en las legislativ­as de junio.

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ERIC FEFERBERG / AFP Emmanuel Macron, anteanoche durante un acto electoral en la isla francesa de Mayotte

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