Sal contra el empleo
El comité de empresa mete presión a la Generalitat para que busque una salida
Los trabajadores de las minas de Sallent y Súria piden una moratoria en la acumulación de sal para que sus puestos de trabajo no peligren.
El comité de empresa de Iberpotash de las minas de Sallent y Súria pidió ayer públicamente que se siga acumulando sal en las instalaciones aunque una sentencia judicial lo prohíba a partir del 1 de julio próximo. La declaración conjunta de los trabajadores mete presión a la Generalitat porque es la única que podría “reinterpretar” el fallo judicial contra Iberpotash, que está controlada por la compañía israelí ICL. Entre directos e indirectos, Iberpotash da empleo a más de 5.000 trabajadores.
El origen del problema está en el retraso de 18 meses que acumulan las obras de acondicionamiento de la mina de Súria que está llevando a cabo Iberpotash. Fue la antigua dirección de Iberpotash –que ahora ha sido cesada– la que fijó ante el tribunal la fecha del 1 de julio como el momento en el que podría dejar de abocarse sal a la montaña de El Cogulló, junto a la mina de Sallent. La sal es el residuo que queda cuando de extrae la potasa del subsuelo. Y aunque una parte está empezando a reaprovecharse para usos industriales, la mayor parte se acumula en una gigantesca montaña. El problema es que esa sal se filtra y contamina el agua del subsuelo.
El comunicado conjunto emitido ayer por parte de los comités de empresa de las dos plantas se hizo público el mismo día en el que los representantes del sindicato CGT en Iberpotash, junto con la diputada de la CUP Ana Gabriel, llevaron a cabo una rueda de prensa en la calle ante la Generalitat de Catalunya, en Barcelona. Rubén Noe, delegado de CGT en Iberpotash, señaló ayer que se habían enterado del comunicado conjunto al acabar la rueda de prensa pero que compartían los objetivos con el resto de la plantilla.
En la nota del comité de empresa, los trabajadores, pese a recordar que “las sentencias judiciales están para cumplirse”, piden “una moratoria en el tiempo que permita una transición pacífica y sin coste social no laboral”. Sólo la Administración puede facilitar esa moratoria, con lo que la presión sobre la Generalitat y el resto de administraciones locales implicadas ahora mismo es máxima. Ayer, en el transcurso del acto organizado por la CGT en Barcelona, la diputada de la CUP Anna Gabriel dijo que “la responsabilidad está en manos del Govern y son ellos los que tienen que trabajar para mantener todos y cada uno de los puestos de trabajo”, informa la ACN.
Aunque por ahora no ha trascendido cuáles son las ofertas que hace la empresa, lo cierto es que existen alternativas que podría poner en marcha Iberpotash para poder superar el periodo de casi dos años que falta para que la planta de Súria esté preparada para asumir la producción de Sallent. Iberpotash sostiene que necesita mantener una producción de 1 millón de toneladas al año para ser competitiva. Las alternativas por parte de la empresa podrían ser la de cesar parcialmente la producción de Sallent y mantener sólo la parte de extracción de potasa cuyo residuo de sal pueda ser acumulado fuera de El Cogulló. En ese escenario, que obviamente sería perjudicial económicamente para la empresa porque produciría menos del objetivos de 1 millón de toneladas, la parte de la plantilla sin trabajo por la reducción de la actividad podría entrar en un ERE (expediente de regulación de empleo) de carácter temporal mientras acaben las obras. Estas alternativas no están a día de hoy oficialmente encima de la mesa.
La empresa mantiene reuniones periódicas con el Govern de la Generalitat en el marco de una comisión interdepartamental creada a tal efecto en la que participan representantes de tres conselleries (Empresa, Territori y Presidència) más la delegación del Govern de la Generalitat.
Para hoy está prevista una reunión
La empresa por ahora evita concretar si podría aceptar una opción alternativa, como bajar la producción
entre la empresa y los sindicatos. Fuentes de la empresa aseguran que hay un acuerdo firmado con la plantilla en el año 2011, por el que Iberpotash se compromete a llevar a cabo la reestructuración de la actividad sin perjudicar a la plantilla.
Todo el proyecto inversor de Iberpotash para reordenar su actividad en Catalunya tenía un presupuesto de unos 500 millones, de los que ya se han invertido 390 millones. Faltan otros 110 millones, junto con una partida de 145 adicionales para mejorar las plantas salineras. Precisamente, los compañías salineras rivales de Iberpotash están influyendo en la gestión del proceso con alegaciones a todos los permisos que solicita la empresa. El temor que existe entre la plantilla es que la situación actual de inestabilidad pudiera llevar a la multinacional israelí a replantearse el citado programa inversor.