El juez felicita con ironía a los gestores de Mireia Pujol por doblar sus fondos
Mireia Pujol cerró ayer en la Audiencia Nacional un largo ciclo de citaciones de los miembros de dicha familia ante el juez José de la Mata, que los investiga por supuestos delitos fiscales y de blanqueo de capitales. Aparentemente, la declaración de Mireia no aportó nueva luz al proceso. Su tesis sobre la procedencia del dinero guardado en Andorra es la de toda la familia, la herencia del abuelo Florenci, porque –dijo– es la que le contaron.
Pero en la comparecencia se produjo una anécdota muy significativa, consistente en que el magistrado, que lleva meses intentando establecer de dónde salía el dinero que los Pujol acumulaban en cuentas en Andorra, abandonó su habitual contención y empleó el recurso de la ironía para mostrar su sorpresa por el grado de éxito de las inversiones de Mireia y sus familiares.
La compareciente explicó que en 1992, cuando ella contaba 21 años, se abrió en la Banca Reig –luego Andbank–, en Andorra, la cuenta que le correspondía, con un saldo a su favor fijado en 62 millones de pesetas. Y añadió que en tres años los haberes de los que podía disponer en dicha entidad se habían multiplicado por dos. Fue en este punto en el que el juez De la Mata no se contuvo y le espetó a Mireia que ya podía expresar su felicitación al banco. “Felicidades a su gestor”, fue la recomendación del magistrado. El motivo de la exclamación procede, probablemente, de que unos segundos antes el juez había preguntado a la declarante qué explicación encontraba para su rápido incremento patrimonial. Mireia, a su vez, atribuyó el veloz crecimiento de sus fondos a las certeras decisiones de gestión de cartera adoptadas por su banco.
Durante muchos años, Mireia Pujol no hizo uso de dicho dinero porque –según manifestó- tenía su trabajo y no lo necesitaba. Hacia el 2010, sin embargo, sí utilizó alrededor de 170.000 euros para su negocio, un centro de fisioterapia. En la cuenta de Andbank habría llegado a haber un saldo de 1,7 millones de euros. En el 2014, cuando Mireia y otros miembros de su familia regularizaron las sumas de que disponían en Andorra, tenía 1,4 millones. La declarante desvinculó a su hermano Jordi de la gestión de estos fondos y manifestó al juez que era consciente de que no podía traerlo sin más a España hasta la citada regularización. El magistrado, a su vez, también le hizo notar, como ha ocurrido en comparecencias anteriores de sus hermanos, que nadie de la familia Pujol ha acreditado documentalmente la versión de la herencia. Ante nuevas preguntas sobre el legado, Mireia respondió que de este asunto prefería no hablar.