Asesinado de un tiro en la cabeza un joven en Sant Joan Despí
Los Mossos sospechan que la víctima es un dominicano asesinado por venganza en la guerra entre dos clanes de bandas de drogas
Sin documentación, con las manos atadas a la espalda y un tiro en la cabeza. Así localizaron ayer por la tarde dos paseantes el cadáver de un hombre, joven según la primera inspección ocular, y abandonado en un descampado poco transitado de Sant Joan Despí, no muy lejos del arcén de la carretera BV-2001. A falta de su identificación, los investigadores tienen ya una primera y preocupante hipótesis: se trataría de un joven dominicano y su asesinato formaría parte de la guerra sin cuartel que desde hace meses dos bandas de narcotraficantes de esta nacionalidad disputan a tiros en la provincia de Barcelona. El grupo de homicidios de la Región Policial Metropolitana Sur se ha hecho cargo de la investigación.
A primeros de año, los Mossos d’Esquadra ya celebraron una cumbre de mandos en la que se analizaron y compartieron los datos sobre las diferentes investigaciones abiertas y relacionadas con esta batalla entre narcotraficantes. El último de los incidentes sucedió en Barcelona. El 1 de enero un pistolero mató a dos ciudadanos dominicanos en la avenida Meridiana. Vengaba así otros dos asesinatos que en los últimos meses se habían producido en Barcelona y l’Hospitalet de Llobregat, y que se enmarcaban en una guerra desatada entre dos importantes clanes de traficantes de droga a gran escala. La muerte de este martes se enmarca, según las primeras hipótesis de la policía catalana, en esa misma secuencia de venganzas.
Toda esta violencia desatada tiene su origen en el robo de una partida de cocaína en Holanda, cuyas consecuencias se han trasladado a las calles de Barcelona. Hasta ayer, la policía de la Generalitat mantenía la estrategia de no unificar todos los casos en una sola investigación, y que cada región policial siguiera al frente de sus asesinatos. Barcelona, tras la pista del sicario que la noche del 1 de enero vació el cargador del arma en la cabeza de los dos hombres que viajaban en un viejo Honda. Ninguno de los dos hombres tuvo capacidad de reaccionar. Iban desarmados y viajaban junto a tres mujeres. En noviembre, en el barrio de la Florida de l’Hospitalet, otro dominicano fue cosido a balazos
La policía investiga la relación de este crimen con el robo de una partida de cocaína en Holanda
cuando estaba dentro de su coche. Como en la Meridiana, el pistolero le esperó y le acribilló en la cabeza. Y en abril, en el interior de la discoteca Koko del Paral·lel, otro dominicano de 28 años fue asesinado de varios disparos.
Los tres incidentes y otros tiroteos sin víctimas mortales que no han trascendido están relacionados con esa guerra entre esos dos importantes clanes, que cuentan con una gran presencia en Catalunya, Madrid y Holanda.
A finales del año pasado, la Guardia Civil captó en una intervención telefónica datos sobre uno de los crímenes que vinculaba a los autores directamente con la República Dominicana. De hecho, en los últimos tiempos las operaciones policiales contra clanes dominicanos se han disparado en España. Su país no es productor de droga, pero sí puerto de salida de muchos de los muleros que acceden a Europa a través de los principales aeropuertos.