La autopsia revela que el parricidio de Mataró fue involuntario
La autopsia del cadáver del joven tinerfeño de 24 años que la noche del sábado murió estrangulado en su domicilio, en el barrio de Cerdanyola de Mataró (Maresme) a manos de su padre, un irlandés de 58 años, confirma la hipótesis de los investigadores de la policía de que fue un homicidio involuntario. La muerte se produjo cuando el padre intentaba reducir al joven, que había sufrido una crisis nerviosa, con una llave inmovilizadora.
La víctima era un consumidor habitual de sustancias estupefacientes y tenía problemas psicológicos. Según los testigos a los que ha tenido acceso La Vanguardia, tanto el padre como el hijo estuvieron juntos la tarde del sábado desde mediodía recorriendo los bares del barrio y bebiendo cerveza sin parar “como si se tratase de dos colegas”, hasta el punto de relatar que “les costaba mantener el equilibrio”. Los mismos testigos destacan que “se comportaron con corrección y pagaron religiosamente” aun con un evidente estado de embriaguez.
El estado etílico de los dos hombres derivó en una violenta discusión una vez en el domicilio que ambos compartían en el número 11 de la calle Capellanets, sobre las once de la noche. Ante la violenta actitud del hijo, que empezó a destrozar el mobiliario e intentó agredir a la familia, el padre le cogió del cuello por la espalda.
Los vecinos del barrio desvelan que padre e hijo se emborracharon juntos aquella tarde
Los vecinos del edificio donde el joven había alquilado el piso, que declararon conocer a la familia “sólo de saludarlos en la escalera”, reconocen haber oído la violenta discusión y muchos golpes, “que cesaron sobre las doce” .
Cuando los servicios médicos llegaron al domicilio, hallaron el cuerpo sin vida del joven en el suelo y la familia conmocionada por la tragedia que acababan de vivir.