Kilian Jornet
ULTRAFONDISTA
Jornet (29) ha sorprendido al mundo del alpinismo al efectuar una ascensión rápida al Everest de tan sólo 26 horas sin la ayuda de sherpas ni oxígeno. El de la Cerdanya, eso sí, no pudo completar el descenso hasta el punto deseado.
Para valorar la gesta de Kilian Jornet hay que recordar que el sábado no inició la escalada al Everest en el campo base avanzado, como se suele hacer, sino desde el monasterio de Rongbuk, que está a un día de camino valle abajo. El atleta catalán ha tenido la osadía de repetir en el Everest un desafío a la tradición alpinística que él mismo ya había perpetrado en los Alpes (salió del mismo Chamonix, subió al Montblanc y volvió a la hora de comer). Para valorar su gesta, hay que tener en cuenta que el recorrido que Jornet ha completado en 26 horas lo suelen recorrer la mayoría de expediciones en cinco días.
Él, además, ha ascendido sin sherpas, sin cuerda fija (un eufemismo de las barandas que colocan los turoperadores hasta la misma cumbre) y sin oxígeno artificial. Su cima, por insólita, humilde y libertaria, lo eleva al nivel de los grandes innovadores del Everest, como Messner, Loretan, Troillet, Hornbein, Batard o Kammerlander.
Tanta autosuficiencia puede hacer que le critiquen, claro. De hecho, con su ascensión ultraligera ha puesto en su sitio a la mayoría de los montañeros y turistas del Everest. Sólo alpinistas que van sin oxígeno y que acreditan experiencia en ochomiles, como Ferran Latorre este año, están capacitados para jugar en su equipo.
Eso sí, en este mundo tan competitivo del himalayismo, a Jornet le favorece su humildad: es inusual que un alpinista admita que no sabe si ha hollado o no a una cima porque había niebla, como él dijo al bajar del Cho Oyu.
Pero esta humildad no ayuda a que se le considere un crack global del deporte. La madrugada de ayer, un tuitero insomne lo calificó de “Messi del alpinismo”. No iba desencaminado, aunque, con todo lo que ha hecho y lo que aún puede hacer este sobrevolador de montañas, habría que plantearse por qué no llamamos a Messi el “Kilian del fútbol”.