Arranca la negociación
Londres rechaza el cálculo europeo de la factura del divorcio
La Unión Europea ha dado luz verde para comenzar a hablar con Gran Bretaña de los pormenores de la separación, con la factura económica y el destino de los emigrados a ambos lados como los principales puntos conflictivos a la vista.
No fue ella quien lo decidió y lo lamenta profundamente, pero está preparada para sentarse a negociar su primer divorcio. La Unión Europea dio ayer la luz verde formal al inicio de las conversaciones para una salida del Reino Unido con la aprobación de las directrices que guiarán al negociador comunitario, Michel Barnier, en sus contactos con el Gobierno británico. Bruselas espera que la primera ronda de contactos se celebre la semana del 19 de junio, diez días después de las elecciones anticipadas convocadas por Theresa May para fortalecer su posición dentro del Gobierno y su partido de cara a la trascendental negociación que se avecina.
Los gobiernos europeos han forzado a la Comisión a endurecer sus posiciones de partida en varios puntos, por ejemplo la factura del Brexit: fondos comprometidos en el presupuesto comunitario hasta el 2020, participación en organismos financieros, pagos de pensiones a los funcionarios europeos... Junto con los derechos de las personas desplazadas afectadas por el Brexit y el futuro de la frontera con Irlanda, son los tres puntos clave que la Unión Europea quiere resolver de aquí a finales de año antes de pasar a hablar de lo que, en realidad , es la gran preocupación de ambas partes: su relación futura.
Las posiciones de partida son radicalmente opuestas tanto sobre el orden de la negociación como sobre la factura del Brexit en sí, un tema que puede envenenar los contactos desde el primer día. Londres amenaza con romper las negociaciones si Bruselas no cede.
Aunque la Comisión era partidaria de descontar de la factura la parte de los activos que Londres dejará atrás (edificios, intraestructuras tecnológicas, colecciones de arte...), las capitales consideran que los propietarios no son los gobiernos sino las instituciones. Con este y otros cambios, la metodología de cálculo de Bruselas arrojaría una factura de salida del Reino Unido de hasta 100.000 millones de euros, de acuerdo con cálculos del diario Financial Times. Mil millones de libras (1.300 millones de euros) “sería ya mucho dinero”, dijo este fin de semana el ministro negociador británico, David Davis, que amenazó con abandonar la mesa de negociación si no se pone de acuerdo con Bruselas sobre el método de cálculo de las obligaciones financieras británicas con la UE (la cifra final sólo se conocerá al final del proceso). “Si fuera necesario, estaríamos en condiciones de hacerlo”, dijo,volviendo a evocar la posibilidad de irse del club sin ningún tipo de pacto.
“Debemos arreglar cuentas, es una cuestión de confianza mutua para construir nuestra relación futura”, replicó Barnier al término del Consejo de Asuntos Generales celebrado ayer en Bruselas. “Los Veintisiete han confirmado la posición que vamos a defender. Entiendo que el Reino Unido tiene otra pero, como hemos dicho, una negociación es una negociación”, zanjó. Un no acuerdo “no es mi opción”, dijo el negociador europeo, que sugirió al Gobierno británico que aclare a su opinión pública “cuáles serían las consecuencias de que no hubiera un acuerdo” de salida.
La UE urgió al Reino Unido a avanzar cuanto antes en esta primera fase para pasar rápidamente a hablar del acuerdo comercial que les unirá en el futuro, cuando en dos años abandone el club. España esperará a ese momento para revisar la situación de Gibraltar. “Estamos en una situación en que las dos partes pierden”, un lose-lose, apremió el ministro alemán de Asuntos Europeos, Michael Roth. “Pongámonos a trabajar, el tiempo corre”.
La UE podría pedir hasta 100.000 millones por la factura del abandono; a Londres 1.000 le parece mucho