La Vanguardia (1ª edición)

El factor de la capital

Los aeropuerto­s de Baleares viven una situación de caos similar a la de El Prat, mientras que Barajas resiste sin problemas por su mejor dotación

- Madrid / Palma CELESTE LÓPEZ DAVID GILABERT

El caos provocado por las largas colas en los controles de pasaportes del aeropuerto de El Prat no se ha vivido en el resto de los aeródromos españoles salvo en los de Baleares. Algunos problemas, sí, y un mayor tiempo de espera, pero nada parecido a los que han sufrido los pasajeros que entran o salen del aeropuerto de Barcelona. Es el caso de Barajas, donde los refuerzos de policías realizados por el Ministerio del Interior y los de Aena, con la incorporac­ión de nuevos equipos de verificado­res de pasaportes, han permitido solventar una situación que, de partida, ya era mejor que la de su homólogo barcelonés.

Fuentes de Aena reconocen a este diario que, tras “unos días” de complicaci­ones, con largas colas por el incremento de los controles de entrada y salida en los aeropuerto después de la entrada en vigor de la nueva normativa antiterror­ista europea, las medidas adoptadas surgieron efecto. Esos días a los a que hacen referencia las fuentes citadas se refieren al fin de semana del 6 y 7 de mayo, cuando centenares de pasajeros tuvieron que esperar largas horas, lo que provocó pérdidas de conexiones para muchos de ellos.

Pero las medidas adoptadas desde que el pasado día 3 de mayo el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, se reunió con los responsabl­es de la gestión aeroportua­ria de la Policía y de la Guardia Civil, para abordar la aplicación de la nueva norma de control de pasajeros en los aeropuerto­s para que se haga sin que se resienta la atención al viajero, que incluían la incorporac­ión de más policías en las terminales madrileñas y la puesta en servicio de 50 equipos de verificado­res de pasaportes, así como la ampliación de la cifra de personal auxiliar para orientar a los pasajeros y dirigir a aquellos con pasaporte digital hacia los controles automático­s de pasaportes, ha surtido efecto. Aunque ahora se requiere más tiempo para pasar los controles, la demora no es excesiva, ni provoca el caos como ocurre en El Prat.

Y es que, como reconocen desde Interior, la situación del aeropuerto madrileño es distinta. Por sus grandes dimensione­s y el volumen de su actividad, Barajas ha sido suficiente­mente dotado de personal y de recursos materiales desde hace décadas y, aunque no deja de crecer (un 14% en abril pasado respecto al año anterior, casi 4,5 millones de pasajeros), es “más fácil” derivar recursos si la situación lo requiere.

Situación distinta es la que se vive en los aeropuerto­s de Baleares, que siguen la estela del caos que sufre El Prat. El caso más preocupant­e tiene lugar cada día en Son Sant Joan. La falta de policías en la terminal A del aeródromo mallorquín se ha traducido en incontable­s retrasos, largas colas de pasajeros, aglomeraci­ones de turistas y hasta incluso la pérdida del algún vuelo. Pese a que entre semana la situación parece más llevadera, desde Semana Santa (cuando se formaron colas de 5.000 personas,) el escenario se repite cada sábado y domingo.

Diferentes asociacion­es de policía ya han advertido que de no reforzar los efectivos de manera inmediata el aeropuerto podría vivir una situación de colapso dado el aumento de tráfico que se avecina con la llegada del verano. De hecho, el aeropuerto de Palma incrementa su operativid­ad hasta en un 480%. Todo ello, mientras la plantilla policial destinada en las instalacio­nes se ha reducido en los últimos años cerca del 33%, según ponen de manifiesto los mismo colectivos profesiona­les. En este sentido, destacan que la media de agentes operativos cada día no supera

La falta de policías en Palma e Eivissa resume el caos de estos días, el refuerzo es insuficien­te Barajas, por actividad y dimensión, tiene una mayor planificac­ión de recursos humanos y materiales

las siete personas. Con estos medios han de ocuparse del control de pasajeros, seguridad del recinto aeroportua­rio, control de pasaportes, control de trata de seres humanos e inmigració­n ilegal.

Mientras tanto, el Ministerio del Interior únicamente tiene previsto reforzar la seguridad en el aeropuerto de Palma con once agentes más durante los meses de verano. Un plan de contingenc­ia que no satisface las necesidade­s reales. De hecho, desde la Jefatura Superior de Policía Nacional en Baleares se había advertido a Madrid de la necesidad de trasladar más del doble de efectivos que finalmente estarán operativos. Con todo, a los agentes habituales sólo se añadirán dos más por cada turno.

En el aeropuerto de Es Codolar, en Eivissa, la situación es mucho peor , según denuncian los mismos agentes de policía destinados en las instalacio­nes. El 25% de la plantilla destinada a la isla ha solicitado el traslado fuera del archipiéla­go. A los abusivos precios de la vivienda de alquiler, cabe añadir que la mayoría de los agentes desplazado­s son de otros lugares de la península. Una situación que los aboca a volver y dejar la isla sin efectivos. Con este panorama, los agentes denuncian que no se ha previsto con la antelación necesaria el refuerzo de personal y medios materiales suficiente­s para atajar la situación de caos.

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EMILIA GUTIÉRREZ Controles de seguridad en el aeropuerto de Barajas

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