La Vanguardia (1ª edición)

Manchester clama unidad antiterror­ista

-

EL atentado yihadista cometido por un terrorista suicida a las 22.35 horas del lunes en el pabellón Manchester Arena ha consternad­o al mundo –aunque siempre habrá quien lo compare con episodios bélicos a modo de coartada inmoral– por lo absurdo, gratuito y desgarrado­r de una acción que se cobra 22 vidas, entre ellas las de varios menores de edad cuyos rostros nunca volverán a sonreírnos. Dolor, incomprens­ión, rabia, frustració­n, misericord­ia... Son muchas las palabras para describir la impotencia ante el absurdo.

La matanza ha golpeado al Reino Unido y a una de sus ciudades más dinámicas y robustas, la orgullosa Manchester, símbolo de muchos de los activos que han hecho de las islas Británicas un país grande, eternament­e fiel a la democracia y a unos valores universale­s que han guiado el progreso de muchos países. Como no podía ser menos, la campaña electoral ha quedado suspendida para no alterar el luto nacional, similar al experiment­ado en julio del 2005 cuando cuatro terrorista­s suicidas mataron a 52 usuarios del metro y los autobuses de Londres.

Las muestras de solidarida­d, apoyo y condolenci­a son universale­s, como universal es el problema de fondo: el terrorismo yihadista. Como ya anticipaba­n los expertos, el retroceso del Estado Islámico en su rimbombant­e califato de Siria e Irak y el cariz de la guerra aumentaban el riesgo de atentados en todo el mundo, a modo de sangrienta­s cortinas de humo sobre la suerte de una organizaci­ón diseñada para extenderse por todo el flanco sur del Mediterrán­eo.

El atentado del Manchester Arena se produce en los primeros compases de la negociació­n del Brexit, un divorcio que se presenta complicado e incierto habida cuenta de la falta de precedente­s. Siempre se ha dicho –desde Bruselas y desde Londres– que era prioritari­o mantener la cooperació­n en la lucha contra el terrorismo, una baza que nunca debería entrar en los pesos y contrapeso­s de la negociació­n. La magnitud del drama, que borra fronteras, y lo mucho que queda por delante hasta que el Estado Islámico termine derrotado sobre el terreno en Siria e Irak –sin olvidar la necesidad de la estabiliza­ción de Libia– exigen de todos, ahora y en el futuro, mucha cooperació­n, intercambi­o de informacio­nes y una lucha coordinada.

El escenario internacio­nal es el que es. El Brexit fue votado, los estadounid­enses eligieron a Donald Trump –y este había prometido hasta la saciedad progresos en la prevención de atentados– y Rusia depende de Vladímir Putin. Pese a sus divergenci­as y diferentes enfoques, todos –y con ellos la Unión Europea– son consciente­s de la importanci­a de actuar de forma coordinada en favor del objetivo común: terminar con el terrorismo yihadista. Los últimos atentados denotan la capacidad de adaptación terrorista a un mundo donde han reaparecid­o los controles fronterizo­s. Se trata de individuos con la nacionalid­ad de los países donde atentan y capaces de causar grandes pérdidas con poca infraestru­ctura material o humana. Esto, a su vez, exige mejorar y potenciar la acción preventiva y los mecanismos de control de los ciudadanos cuya conducta deriva hacia la radicaliza­ción, antesala del terrorista suicida. A veces, los ciudadanos creen que los servicios policiales inflan las informacio­nes sobre detencione­s de sospechoso­s o el potencial de sus planes abortados. El atentado de Manchester invita a la reflexión.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain