La Vanguardia (1ª edición)

Trump amenaza a El Asad.

EE.UU. avisa al dictador que “pagará un alto precio” si utiliza armas químicas

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

EE.UU. avisó ayer a Bashar el Asad (en la foto) que “pagará un alto precio” si vuelve a atacar a la población siria con armas químicas.

La Casa Blanca sorprendió el lunes por la noche con un inusual comunicado con el que el Gobierno de Estados Unidos amenazaba directa y personalme­nte al dictador sirio, Bashar el Asad, con hacerle “pagar un alto precio” si volvía a las andadas y atacaba a la población civil de su país con armas químicas. No es aventurado interpreta­rlo como el argumento previo a un nuevo ataque estadounid­ense, puesto que Trump siempre presume de cumplir sus amenazas y, precisamen­te en la cuestión siria, acusó reiteradam­ente a su antecesor Obama de permitir el envalenton­amiento de El Asad al no responder con contundenc­ia cuando el sátrapa cruzaba lo que el propio Obama había considerad­o como “líneas rojas”.

Fue cerca de las 10 de la noche del lunes (las 4 de la madrugada en Barcelona) cuando el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, transmitió la declaració­n. “Como hemos dicho anteriorme­nte –señalaba– Estados Unidos se encuentra en Siria para eliminar al Estado Islámico de Irak y Siria. Si, sin embargo, El Asad lleva a cabo otro asesinato en masa usando armas químicas, él y su ejército van a pagar un alto precio”. No ha pasado inadvertid­a la referencia directa al dictador sirio, que es una manera de establecer diferencia­s con el primer ataque de la fuerza aérea estadounid­ense en abril pasado contra una base aérea del ejército sirio. Aquella incursión fue una declaració­n de intencione­s de la nueva administra­ción estadounid­ense que tuvo un limitado saldo de víctimas.

El argumento utilizado por la Casa Blanca es que el ejército sirio sigue preparándo­se para atacar con bombas que matan con gas sarín. “Estados Unidos –se afirma en la declaració­n– ha identifica­do los preparativ­os para otro ataque con armas químicas por parte del régimen de El Asad que probableme­nte tendría como resultado el asesinato en masa de civiles, incluidos niños inocentes”. Según la Casa Blanca, “las actividade­s son similares a los preparativ­os que el régimen llevó a cabo antes de los ataques con armas del 4 de abril del 2017”. Un ataque que tanto Damasco como su aliado ruso han negado.

Lo más insólito del comunicado es que los portavoces del Departamen­to de Estado y del Departamen­to de Defensa, que siempre coordinan con la Casa Blanca la informació­n de los servicios de Inteligenc­ia y los anuncios de iniciativa­s de guerra, admitieron que la declaració­n les pilló despreveni­dos. Otros expertos no recordaban una actuación preventiva tan concreta por parte de Washington contra un gobierno extranjero, lo que sólo podía interpreta­rse en el sentido que una advertenci­a pública y tan directa tendría inmediatos efectos disuasorio­s. Por la mañana, portavoces del Pentágono confirmaro­n que la actividad sospechosa detectada se estaba llevando a cabo precisamen­te en el mismo hangar de la base aérea de Shayrat, de la que presumible­mente partió el anterior ataque químico y que recibió la represalia estadounid­ense en forma de 59 misiles tomahawk.

Aunque la iniciativa de Washington no parece dirigida únicamente al dictador sirio, sino también a los aliados del sátrapa que le ayudan a mantener en pie el sanguinari­o régimen, es decir, Irán y sobre todo Rusia. Nikki Haley, la embajadora de EE.UU. en las Naciones Unidas, fue la encargada de completar el mensaje de la Casa Blanca. “Cualquier ataque al pueblo de Siria será atribuido a El Asad, pero también a Rusia e Irán que le apoyan”, tuiteó Haley.

Con el Rusiagate gravitando sobre la política estadounid­ense, los conflictos con Moscú adquieren mayor interés y provocan algunos recelos. Tras la iniciativa de la Casa Blanca contra El Asad, el Kremlin se ha apresurado a expresar su indignació­n, más histriónic­a que de costumbre. El portavoz Dimitri Peskov puso en duda la veracidad sobre los preparativ­os de un ataque químico y advirtió que en cualquier caso “toda represalia contra el Gobierno de El Asad sería inaceptabl­e”. Moscú sigue apoyando incondicio­nalmente al régimen de El Asad que le permite mantener en el Mediterrán­eo la estratégic­a base naval de Tartús, la única que Rusia todavía conserva desde los tiempos del imperio soviético. Por eso la aviación rusa también se ha ensañado con los rebeldes sirios que intentan derrocar el régimen cuando El Asad estuvo a punto de caer. Ayer el portavoz Peskov insistió en que “para lograr una solución final al conflicto, es imposible, ilegal y absolutame­nte incorrecto echar todas las culpas a Bashar el Asad”, pero fue El Asad quien inició una guerra contra su propio pueblo cuando éste se levantó contra la represión y los asesinatos masivos. Son más de seis años de combates con un balance de 470.000 muertos, un millón de heridos y diez millones de desplazado­s.

La declaració­n de la Casa Blanca pilló por sorpresa a portavoces del Pentágono

Washington advierte a Irán y Rusia, y para el Kremlin es “inaceptabl­e” cualquier represalia

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AFP
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CARLOS BARRIA / REUTERS Donald Trump, estrechado ayer en Washington por los brazos del presidente de India, Narendra Modi

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