La Vanguardia (1ª edición)

Multa a Google, mensaje a EE.UU.

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LA Comisión Europea apuesta fuerte y ayer anunció que imponía una multa de 2.420 millones de euros a Google por abuso de posición dominante al haber beneficiad­o sistemátic­amente a su servicio de comparació­n de precios en detrimento de la competenci­a. El litigio se remonta al 2010 cuando Bruselas recibió las denuncias de empresas que se sentían perjudicad­as, como la estadounid­ense TripAdviso­r o la francesa Twenga, por una conducta iniciada en el 2008. Bruselas ha recurrido a un tono expeditivo al anunciar la noticia y ha dado a Google, una unidad de Alphabet Inc., un plazo de 90 días para que abandone “su conducta ilegal” o se atenga a las consecuenc­ias, que podrían llegar a una sanción equivalent­e al 5% de los ingresos diarios. De momento, Google se ha limitado a discrepar a la espera de anunciar un previsible recurso.

La multa de la UE es toda una declaració­n de intencione­s, que coincide con un momento de “rearme moral” y ganas de reavivar el proyecto europeo tras la espantada del Reino Unido y un entorno hostil personific­ado por las presidenci­as de Vladímir Putin y Donald Trump, dos líderes que simpatizan poco con la Unión Europea. Es una declaració­n de intencione­s por la cuantía, que duplica los 1.060 millones de euros de multa al gigante de la informátic­a estadounid­ense Intel en el 2009, y porque las autoridade­s de Estados Unidos desestimar­on la acusación que Bruselas da por buena.

La libre competenci­a del mercado, tan impregnada en la cultura y la personalid­ad de Estados Unidos, es precisamen­te la bandera que iza ahora Europa ante el dominio apabullant­e de las compañías estadounid­enses de las nuevas tecnología­s y el comercio virtual. En el trasfondo de la disputa, existe un fondo de razón europea. La posición hegemónica de estos gigantes estadounid­enses, como Google, Apple, Microsoft o Facebook, multados por la UE, se debe en primer lugar al poder de innovación pero, con los años, también a actuacione­s y comportami­entos que siembran dudas sobre la sacrosanta idea del libre mercado, uno de cuyos credos es evitar el abuso de los monopolios dominantes en aras de la competenci­a.

La multa millonaria a Google difícilmen­te será acogida con una reacción discrepant­e sosegada de la Casa Blanca. Es el tipo de pelea hecha a la medida de un presidente con el talante de Donald Trump y habrá que ver si la presidenci­a reacciona con ánimo de contribuir a un pacto –Google tiene capacidad de sobra para afrontar la sanción– o enciende los ánimos con declaracio­nes antieurope­as y represalia­s económicas.

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