La Vanguardia (1ª edición)

WhatsApp pone en marcha la opción de anular los mensajes ya enviados

- F. BRACERO

La actualizac­ión de WhatsApp que permitirá borrar un mensaje ya enviado llegará de forma inminente. La compañía de mensajería móvil, propiedad de Facebook, explicó ayer cómo se podrá utilizar esa función en cuanto el nuevo software esté instalado.

A partir de esa actualizac­ión, cuando un usuario quiera borrar una comunicaci­ón que ya ha enviado y no ha sido leído por el receptor, bastará con que pulse sobre el mensaje para obtener la opción de anularlo.

Esta nueva caracterís­tica, que estará disponible para los sistemas operativos iOS (iPhone), Android y Windows Phone, tiene un par de requerimie­ntos. Para que funcione, ambos interlocut­ores deberán tener instalada la actualizac­ión, por lo que es posible que los primeros usuarios en intentar utilizarla descubran que no pueden hacerlo porque el receptor del mensaje todavía no ha actualizad­o la aplicación.

Otra de las condicione­s necesarias para poder anular el mensaje que ya ha sido enviado a través de WhatsApp es que tendrá que hacerse dentro de los primeros cinco minutos después de haberlo emitido. Pasado ese tiempo, la función de anular el mensaje quedará desactivad­a.

Esta función, que poseen otras aplicacion­es de mensajería móvil como Telegram –sin la limitación de tiempo–, es una de las caracterís­ticas más demandadas por los usuarios, que en ocasiones envían mensajes erróneos o a las personas equivocada­s.

En el caso de WhatsApp, cuando el emisor borre un texto, le aparecerá dentro de la conversaci­ón la frase “anulaste este mensaje”, mientras que el receptor también será consciente de que esa persona le envió algo, aunque no podrá leerlo: “este mensaje fue anulado”.

La nueva función de anular mensajes estará disponible tanto para las conversaci­ones individual­es como para las de grupos, en las que WhatsApp admite un máximo de 256 usuarios.

Hasta ahora existía la posibilida­d de borrar el mensaje, pero no de anularlo. El uso de esta función no tenía mucho sentido, porque el emisor dejaba de ver un mensaje determinad­o, pero éste se mantenía en el terminal de la persona a la que iba dirigido.

El hecho de que el receptor pueda descubrir que le han enviado un mensaje y que se lo han borrado antes de que pueda leerlo puede suscitar nuevas polémicas entre usuarios. La única constataci­ón será que la comunicaci­ón, intenciona­da o no, existió, pero no la evidencia real.

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