El imparable proceso de concentración del sector
Las 45 cajas de ahorros que había en España el 30 de marzo del 2009 –el día en que se intervino Caja Castilla-La Mancha– y la docena de bancos existentes en aquel momento han dado paso a un sector muchísimo más concentrado en el 2017. El proceso de fusiones y adquisiciones estuvo dominado durante años por la falta de capital con el que hacer frente a las ingentes provisiones necesarias para limpiar las pérdidas del inmobiliario. La absorción del Popular por el Santander, orquestada por el BCE hace sólo diez días, responde también a este esquema. Pero no es así en el caso de la integración de BMN en Bankia. Ahora, y de aquí en adelante, el vector fundamental de la concentración sectorial será otro: la rentabilidad. Con los tipos de interés a ras de suelo y con la competencia de los cinco grandes grupos dominantes –entre Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell suman el 72% del mercado–, el resto sólo tiene una vía para intentar mantener la independencia: la apuesta por el nicho, ya sea territorial o de negocio. Bankinter ya parece haberlo conseguido, con su especialización en banca privada y también de pymes. Kutxabank es muy fuerte en Euskadi, una estrategia que coincide en menor medida con las de Unicaja (Andalucía), Ibercaja (Aragón) y la de Liberbank, algo más disperso. El modelo es dudoso. Los bancos regionales del pasado –Pastor, Asturias, Guipuzcoano, Valencia y tantos otros más– desaparecieron. Todo apunta a más fusiones. /