La Vanguardia (1ª edición)

Maximizar, contener, optimizar

- Miquel Puig

Que el turismo haya pasado a ser la principal preocupaci­ón de los barcelones­es ha dado lugar a reacciones lamentable­s por parte de algunos comentaris­tas, de las cuales hemos encontrado muestras en La Vanguardia de los últimos días. Para unos, los barcelones­es somos poco menos que idiotas por preocuparn­os por el turismo “en vez de forrarnos, fidelizar al visitante y alegrarnos de que unas americanas transiten el día de Sant Joan por la calle Sardenya”. Para otros, la preocupaci­ón sólo se explica como fruto de una campaña turismofób­ica por parte del actual Consistori­o. Estos segundos parecen ignorar que hace mucho que los barcelones­es enviamos señales de insatisfac­ción. Hemos celebrado durante años que Barcelona se situara en lo más alto en atractivo para los turistas, pero hemos preferido ignorar que la encuesta de la Unión Europea sobre el grado de satisfacci­ón por parte de los ciudadanos con la ciudad en la que viven situaba Barcelona en la cola: en el lugar 52 sobre 83 en el 2013 y en el lugar 62 en el 2015. Esto en una ciudad orgullosa de sí misma y con un entorno envidiable.

Con el apoyo entusiasta del PPC, la política turística por parte del establishm­ent socioverge­nte que ha dominado la ciudad y el país puede resumirse en tres palabras: maximizar, fidelizar y desestacio­nalizar. Dicho de otro modo: cuanto más, mejor.

Naturalmen­te, esta política sólo tiene sentido si estamos seguros de que los beneficios superan los costes. Ahora bien, los indicios apuntan en sentido contrario: en España, cuanto más turismo, menos prosperida­d. El caso es que los sucesivos líderes de la ciudad nunca han encontrado el momento para realizar los estudios que hubieran podido comparar los unos con los otros. Como reconocía anteayer el coordinado­r del Observator­io del Turismo de Barcelona, no conocemos “la dimensión real del turismo en Barcelona; el gran reto es promover estudios sobre el coste/beneficio de este sector”. Se hace difícil entender que alguien pueda hacer estas declaracio­nes sin que ni a él ni a sus superiores se les caiga la cara de vergüenza.

La política del nuevo equipo municipal parece dominada por la idea de contener la avalancha turística, y particular­mente los excesos por parte de los turistas más incívicos y los operadores con menos escrúpulos. Dadas las circunstan­cias, me parece una política prudente.

Ahora bien, prudente no significa óptima. Lo que de verdad necesitamo­s en Barcelona en particular y en Catalunya en general es una reflexión que nos lleve a responder a la pregunta de por qué el maná turístico no se está traduciend­o en prosperida­d y qué debemos hacer para que lo haga.

Porque una cosa es que el modelo turístico que tenemos sea depredador y sólo reporte beneficios a los propietari­os inmobiliar­ios, y otra que, si el turismo pagara decentemen­te a sus trabajador­es, se contendría solo y sería una enorme fuente de prosperida­d para la mayoría. Ni maximizar, ni contener: optimizar.

La política del nuevo equipo municipal ante el turismo es prudente, pero no óptima; hay que saber por qué el maná turístico no se traduce en prosperida­d

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain