El Rey avisa al Govern que no hay libertad fuera de la ley
Homenaje a 40 años de democracia con protestas de Podemos, ERC y PDECat Malestar de Juan Carlos I por no haber sido incluido en el acto
Quizás no fue tan emocionante como aquel 22 de julio de 1977, cuando el rey Juan Carlos abrió la legislatura después de las primeras elecciones democráticas tras la muerte del general Franco. Pero el reencuentro de muchos diputados y senadores de la primera legislatura, a los que el rey Felipe y las Cortes rindieron homenaje ayer, resultó sin duda un momento especial en una jornada en la que la ausencia de Juan Carlos I fue uno de los hechos más comentados.
Ahí estaban los más veteranos políticos de la democracia española, incluidos los tres padres de la Constitución vivos –Miquel Roca, José Pedro Pérez Llorca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón– junto a los diputados más jóvenes, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pablo Casado, que se presentaban a muchos de ellos e intercambiaban pareceres sobre la situación actual.
Lo hizo el líder de Podemos, Pablo Iglesias y el constituyente catalán Miquel Roca, que hablaron, cómo no, de Catalunya, de la plurinacionalidad, del referéndum, en un tono tranquilo y constructivo.
Catalunya fue una de las protagonistas de la celebración. Estuvo en boca de todos y el propio Rey dedicó una parte de su discurso a hablar de la situación, sin citar específicamente a la comunidad ni a sus representantes políticos, pero a buen entendedor, pocas palabras bastan.
Felipe VI habló de las tres grandes decisiones que el pueblo español y sus representantes tomaron en la transición: la reconciliación, con el propósito de “unir a las dos Españas que helaban el corazón de Antonio Machado”; la España democrática, adoptando como señas de identidad la soberanía y el sistema parlamentario, y “la afirmación de nuestra unidad nacional, asumiendo la diversidad territorial” que supone que los sentimientos “se deben respetar y comprender, nunca ignorar, enfrentar o dividir”.
Hicieron, recordó el monarca, una Constitución “que protege a tomuchos; dos los pueblos de España en el ejercicio de sus culturas y tradiciones, de sus lenguas y de sus instituciones, y reconoció el autogobierno de sus nacionalidades y regiones”.
De ahí el mensaje dirigido a Catalunya pero no sólo a ella: “Ningún camino que se emprenda en nuestra democracia puede ni debe conducir a la ruptura de la convivencia”, que tiene “su mayor garantía y protección en las normas que la amparan”, porque, dijo, el respeto a esas normas “no es una amenaza o una advertencia para los ciudadanos, sino una defensa de sus derechos”. En este sentido subrayó que “dentro de la ley es donde cobran vigencia los principios democráticos, donde se deben encauzar los antagonismos y resolver los desacuerdos y las diferencias, mediante el diálogo”. Y en sentido contrario señaló: “Fuera de la ley, nos enseña la historia, sólo hay arbitrariedad, imposición, inseguridad y, en último extremo, la negación misma de la libertad”.
Fuertes aplausos de los constituyentes, casi más entusiastas que los de los parlamentarios actuales, todos puestos en pie, salvo algún diputado como Xavier Domènech, pero sin aplaudir los de Unidos Podemos, el PNV y Compromís –ERC y EH Bildu no asistieron al acto–.
Los diputados y senadores del PDECat, puestos en pie, tampoco aplaudieron y exhibieron carteles con urnas dibujadas y la leyenda 17J-1977, 1-O-2017. Detrás, unos senadores del PP sostenían una gran bandera de España. Aplausos y gritos de “Viva el Rey”, coreados por de “Viva España”, también secundado ampliamente, y un “Viva la democracia”, que salió de los escaños de Podemos.
El Congreso de los Diputados presentaba un aspecto inhabitual, ya que se habían dispuesto 650 sillas para los actuales diputados y senadores y para 80 de los parlamentarios constituyentes, muy apretados, entre ellos el expresidente Felipe González, sentado junto a los “padres de la patria”.
En las tribunas de invitados, el expresidente José María Aznar –no ocupaba asiento en el hemiciclo porque no participó en la primera legislatura–, el líder de la oposición, Pedro Sánchez, ahora sin escaño, y familiares de diputados fallecidos: el hijo de Adolfo Suárez; el de Santiago Carrillo; la viuda de Calvo-Sotelo; una nieta de la Pasionaria; un nieto de Manuel Fraga.., todos galardonados por el Rey con una insignia conmemorativa.
Todos escucharon cómo la presidenta del Congreso, Ana Pastor, reivindicaba su legado, su “enorme generosidad por encima de siglas y de ideologías”, que deberían ser “un
Pastor destaca la generosidad de los constituyentes “por encima de las siglas” El PDECat no aplaudió al Rey y exhibió carteles con urnas en los que pedían el referéndum
espejo” en el que mirarse los parlamentarios de hoy. Jóvenes que deben saber, dijo, “que no fue fácil llegar hasta aquí”, que tuvieron que “vencer muchas resistencias”, pero entendieron el mandato de “la inmensa mayoría de españoles”.
Discursos muy aplaudidos, por unos más que por otros. El portavoz del PP, Pablo Casado, consideró “sublime” el del Rey, y Albert Rivera celebró que describiera una España diversa pero unida, con un reconocimiento a la diversidad.
No estuvo de acuerdo el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que cree que el discurso escrito del Rey “no estuvo a la altura” y del que criticó “la equidistancia que mantuvo “enel tre los demócratas y los que no lo eran”. No obstante, en su discurso Felipe VI había calificado expresamente el franquismo de dictadura.
Antes de los actos oficiales, Iglesias celebró en el mismo Congreso un acto de homenaje a los antifranquistas, al que se unieron el PSOE, PNV, el PDECat y Compromís, y donde Iglesias criticó la presencia en el acto conmemorativo de personas como Rodolfo Martín Villa, exministro, a quien hacen responsable de los asesinatos de Vitoria en 1976. Martín Villa llegó al Congreso con un dossier bajo el brazo para entregárselo al líder de Podemos, para que conozca su versión, pero que se fue sin poder entregárselo.
Todos aprendieron algo, los jóvenes de los veteranos, y los veteranos de las inquietudes de los jóvenes. Los constituyentes se fueron contentos del reconocimiento a su labor, con su insignia en la solapa y sin olvidarse de pasar, antes de irse, por la exposición fotográfica que re- cuerda aquellos primeros años de democracia, inaugurada ayer por los reyes Felipe y Letizia, y que permanecerá abierta al público hasta diciembre, bautizada con un título evocador: Habla pueblo, habla ,la canción de Jarcha que se convirtió en himno de la transición.