La victoria llega 25 años después
Tres veces se han medido España e Italia en las Piscinas Picornell de Barcelona y ayer, a la tercera, con el trofeo Ciutat de Barcelona en juego, fue la buena para el combinado español. El equipo de Dani Martín se impuso 7-6 al equipo que dirige Sandro Campagna, uno de los protagonistas de aquella recordada –y odiada– final de los Juegos Olímpicos de Barcelona cuyo 25.º aniversario conmemoraba el partido de ayer. Ni la ocasión, ni el duelo, ni el ambiente que ayer se respiraba en las instalaciones de Montjuïc tenían nada que ver con la tensión que se vivió aquella tarde en la última final de aquella cita, que se disputó poco antes de la ceremonia de clausura. Y aunque la lluvia y el viento irrumpieron en pleno partido amenazando el homenaje a los protagonistas del 92, las Picornell pudieron por fin exorcizar su maldición. El mal fario que las acompañaba desde hace más de dos décadas, alimentado por la eliminación de España, también ante Italia, en las semifinales del Mundial de Barcelona 2013. Todo eso, desde ayer, ya es historia.
“Esta piscina nos trae los peores recuerdos de nuestra vida, pero haber podido ser un ejemplo para las generaciones que han venido después es nuestro mejor triunfo. Porque creo que es difícil de explicar lo que nosotros fuimos capaces de hacer”, sintetizó Sergi Pedrerol el sentimiento de los veteranos que no quisieron perderse el homenaje. Porque para la grada, compuesta por más de un millar de jóvenes de diversos clubs invitados por la Federació Catalana, organizadora del acto, lo de ayer no dejaba de ser un buen motivo para presenciar un interesante partido de waterpolo con el añadido de poder ver qué había sido de esas viejas glorias que nunca vieron jugar, pero de las que siempre han oído hablar.
Entre la fiesta y la nostalgia, al ritmo de la rumba catalana y las voces de Freddy Mercury y Montserrat Caballé que pusieron la banda sonora de aquellos Juegos, ni el temporal pudo aguar ayer una fiesta que congregó a más de la mitad de los integrantes de aquella legendaria selección convocados en la maldita final: Sergi Pedrerol, Dani Ballart, Marco Antonio González, Miki Oca, Josep Picó, Chiqui Sans, Rubén Michavila. A parte del malogrado Jesús Rollán –para quien la organización no tuvo un triste recuerdo– sólo fallaron los que contaban con alguna buena excusa profesional o incluso vacacional. Es decir, Manel Estiarte, Manel Silvestre, Pedro García Aguado, Chava Gómez y Ricardo Sánchez.
Entre las autoridades no faltaron los presidentes de las federaciones española y catalana,
“Esta piscina nos trae los peores recuerdos, pero convertirnos en un ejemplo es nuestra gran victoria”
“No supimos disfrutar de lo que en realidad era el primer gran triunfo del waterpolo español”
JORDI SANS
Fernando Carpena y Enric Bertrán, respectivamente. Además del presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco; el secretario general del Esport de la Generalitat, Gerard Figueras, o el comisionado de Esports del Ayuntamiento de Barcelona, David Escudé. Otro veterano, Eugeni Asencio, el juez que se encargó de realizar el juramento olímpico durante la ceremonia de inauguración, también tuvo su merecido homenaje y puso el balón en juego. Lanzándolo al agua, como se hacía entonces.
“Qué lejos queda todo y qué diferente es –reflexionó entre homenaje y homenaje Miki Oca, probablemente el protagonista trágico de aquella interminable final al estrellar un balón en el poste en los últimos segundos–. Recuerdo sobre todo el ambiente, pero también aquel palo, claro. Eso me persiguió mucho tiempo”. Como el resto de sus compañeros, hasta el oro de Atlanta no respiró tranquilo. “Quizá no supimos jugar aquella final, éramos favoritos, había demasiada presión... pero nosotros sabemos mejor que nadie que las finales tienes que perderlas para poder ganarlas. Probablemente sin aquella experiencia no habríamos ganado el oro en Atlanta. Todo acaba encajando”, añadió Rubén Michavila.
Aquella derrota, como todas, curtió a una generación de oro que hoy sigue siendo el ejemplo de la selección que trató de brindarle una simbólica venganza. “No disfrutamos de aquella plata que en realidad era el primer gran éxito del waterpolo español y de aquel día sólo somos capaces de recordar la tristeza y la desazón con la que salimos de esta piscina –recordó Chiqui Sans–. Suerte que ganamos en Atlanta y pudimos darle finalmente el valor que tiene”. “Perdimos, es cierto, pero creo que protagonizamos una época gloriosa en el waterpolo que comenzó justo aquel día en esta piscina”, zanjó Dani Ballart.
España derrotó por fin a Italia en las piscinas Picornell en el homenaje a la trágica e interminable
final de waterpolo de Barcelona’92