El PSOE y la Generalitat rechazan el límite de gasto de Montoro
Cs condiciona su apoyo a las cuentas del 2018 a rebajar 2.000 millones el IRPF
El Consejo de Política Fiscal y Financiera escenificó ayer la soledad del Gobierno al rechazar las comunidades del PSOE y la Generalitat la propuesta de techo de gasto que condiciona las cuentas públicas para el próximo año 2018.
La negociación del techo de gasto para el año que viene vuelve a poner a prueba a los principales actores del escenario político. Y también a los secundarios, minoritarios pero que volverán a ser la clave para sustentar la operación. Mariano Rajoy, en minoría parlamentaria y desde ayer con otro ministro reprobado por el Congreso –precisamente el de Hacienda, Cristóbal Montoro–, habrá de demostrar, no obstante, su capacidad de entendimiento con otras fuerzas políticas, aunque sea recurriendo de nuevo a la chequera. Pedro Sánchez está dispuesto a demostrar que su nuevo PSOE ya no contemporiza con el Gobierno del PP –como hizo la gestora de Ferraz el pasado diciembre, al avalar el techo de gasto del año en curso, pero arrancando una subida del salario mínimo del 8%–, y apuesta por un “no razonado”. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, quiere por su parte evidenciar que su respaldo no es gratis y beneficia a los españoles.
El Gobierno da por hecho, en todo caso, que el Congreso aprobará el próximo 11 de julio el techo de gasto para el 2018. Se trata del límite no financiero y de los objetivos de déficit y de deuda públicos que determinarán y serán antesala de los presupuestos generales del Estado del año que viene.
Ayer, por lo pronto, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el propio Montoro reunieron en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) a los representantes de todas las comunidades del régimen común para aprobar los objetivos de estabilidad presupuestaria, antes de que el próximo lunes un Consejo de Ministros extraordinario apruebe el techo de gasto con unos 1.500 millones de euros más que el del 2017, que fue de 118.337 millones. Aún bajo la atenta mirada de Bruselas, el Gobierno impuso el objetivo de déficit autonómico del 0,3%, según lo previsto. Un listón que fue rechazado por todas las comunidades gobernadas por el PSOE: Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Valencia, Baleares, Aragón y Asturias, además de Cantabria.
También lo rechazó el consejero catalán de Justicia, Carles Mundó, que sustituyó en la cita al vicepresidente Oriol Junqueras confiando en que esta sea la última vez en que Catalunya deba acudir al CPFF... si el próximo 1 de octubre los catalanes así lo deciden en referéndum, según confió.
“La vida es injusta”, le dijo con ironía Montoro. “La vida no es injusta, las decisiones son injustas”, le replicó un Mundó que demandó déficits asimétricos en función de la situación de cada territorio, en todo caso, y no el consabido café autonómico para todos. La representante de Canarias, en cambio, se abstuvo.
El objetivo de déficit del 0,3% fue ratificado por las comunidades gobernadas por el PP –Madrid, Galicia, Castilla y León, Murcia y La Rioja–, para cumplir con la senda de consolidación fiscal a la que se mantiene aferrado Rajoy. Así pues el Gobierno se quedó ayer solo, únicamente respaldado por los territorios del PP.
Pero en la Moncloa están seguros de que el nuevo techo de gasto será avalado en el Congreso, aunque ya sin el respaldo del PSOE, con la misma mayoría que arropó al PP el pasado 31 de mayo para aprobar las cuentas generales del Estado de este 2017. Es decir, con Ciudadanos, el PNV y Coalición Canaria.
Otra cuestión es que el Gobierno se vea obligado a volver a ofrecer contrapartidas para que estos partidos sigan en el acuerdo, bien para el techo de gasto o los presupuestos. Así, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, advierte al Gobierno que se busque otro socio para aprobar el techo de gasto si no rebaja el
“La vida es injusta”, ironizó Montoro; “La vida no, las decisiones son injustas”, replicó el conseller Mundó
IRPF de manera inmediata en más de 2.000 millones a las clases medias y trabajadoras. Una demanda que, eso sí, no cuadra con las exigencias del PSOE: “Nuestro objetivo es que no haya recortes en el Estado de bienestar, lo que es incompatible con la reclamación de Ciudadanos de bajar impuestos”, advierten fuentes socialistas. El PNV, a su vez, seguirá exprimiendo su posición privilegiada ante las cuentas del 2018, y además de las transferencias de la Seguridad Social y las prisiones ya reclama la gestión integral de los ferrocarriles.
Pedro Sánchez quiso evitar nuevos chirridos internos en el PSOE, como el que causó su giro en el CETA. El líder del PSOE tiene claro su rechazo al nuevo techo de gasto: “Siempre hemos sido muy beligerantes con la política fiscal y presupuestaria del Gobierno, salvo en el paréntesis de la gestora, y lo vamos a seguir siendo”. Pero no quiso volver a irritar a los presidentes autonómicos del PSOE, cada uno de los cuales defiende sus propios intereses territoriales –sobre todo cuando hay dinero de por medio–, al margen de los mandatos de Ferraz. Los consejeros de Hacienda socialistas almorzaron ayer en Ferraz, antes de la cita del CPFF, con Manu Escudero, Patxi López y Alfonso Gómez de Celis, para evitar disonancias. Pero hubo “unanimidad absoluta” en rechazar los objetivos que impone el Gobierno, resaltaron en Ferraz. Y hoy mismo los portavoces parlamentarios socialistas en la materia –Pedro Saura, Javier Lasarte y Julián López– acudirán a la “cita informativa” prevista con los secretarios de Estado de Hacienda y Presupuestos, José Enrique Fernández de Moya y Alberto Nadal. La dirección del PSOE, como Podemos, se negó expresamente a sentarse hoy con Montoro para negociar: “No podemos llegar a un entendimiento con un ministro reprobado –zanjó José Luis Ábalos–. Si Rajoy desoye la voluntad del Congreso es su problema, pero nosotros vamos a ser consecuentes con nuestros propios actos”. Y, después de todas estas reuniones, Sánchez fijará el próximo lunes con su ejecutiva la posición del PSOE en la votación del próximo 11 de julio. Que será un no como una casa... pero cargado de razones.