La Vanguardia (1ª edición)

“El sexo no es cuestión de edad, sino de energía”

“Hoy ya se acepta a la actriz madura”, celebra la italiana

- Madrid

Monica Belucci es la bella Nevesta

en la película En

la Vía Láctea, retorno de Emir Kusturica al largometra­je tras un paréntesis de diez años, que se estrenará el 14 de julio. En serbio y otras lenguas eslavas, nevesta significa novia. Y tal es el papel de la actriz italiana en esta nueva pieza de surrealism­o balcánico a cargo del reconocido director, actor y músico de Sarajevo. La acción transcurre en plena guerra de la ex Yugoslavia. Y la novia en cuestión es a su vez una enigmática esposa en fuga que debe casarse con un militar pero se enamora del peculiar repartidor de leche del poblado al que ha ido a parar, Kosta (el propio Kusturica).

El amor entre Nevesta y Kosta es obviamente otoñal, sin que ninguno de los personajes ni los actores que los representa­n se esfuercen en disimular que ya no son unos chavales. De eso va la película entre otras cosas, de romances tardíos entre hombres y mujeres que ya no tienen nada ni nadie que dejar atrás. Y en eso se centró ayer la visita de Bellucci a Madrid. “Lo que más me gusta de esta historia es que sus protagonis­tas ya no son jóvenes. Porque su precioso y mágico encuentro demuestra que el amor, la sensualida­d y la sexualidad no son cuestión de edad sino de energía”, dijo la artista, que está a punto de cumplir 53 años y tiene dos hijos.

El rodaje de En la Vía Láctea se prolongó cuatro años, desde el 2013 hasta el 2016: un periodo de tiempo en el que Bellucci experiment­ó un notable cambio en su físico, según señaló y remarcó ayer sin timidez. “Los actores somos como los bailarines, en el sentido de que nuestro cuerpo es un instrument­o para transmitir emociones. Y yo, en estos cuatro años, que para mí marcan un antes y un después, he dejado de ser definitiva­mente la mujer de películas como Malena (2000), Matrix

Revolution (2003) o La pasión de Cristo (2004). Mi cuerpo es hoy un nuevo instrument­o que me permite dar otras cosas; unos personajes y unos roles que hace sólo seis años no podría haber ofrecido”.

Desde su posición de actriz de larga trayectori­a pero con proyección más bien en papeles de reparto y con un perfil simultáneo de sex

symbol y modelo, Bellucci podría haber quedado fuera del panorama cinematogr­áfico hace años; pues ella no es de esas contadas superestre­llas de la interpreta­ción que, por su calidad y reconocimi­ento, traspasan todas las barreras, incluida la de las arrugas. Sin embargo, ahí sigue. Y ella no lo atribuye sólo a su persistent­e atractivo. “En el pasado, una actriz en los cuarenta o los cincuenta lo tenía dificilísi­mo para continuar, pero eso está cambiando. Lo estoy comproband­o en propia piel desde que, con 50 años, hice

Spectre”, indicó en alusión a la película de la serie del 007 donde, junto a Daniel Craig, interpretó a una de las chicas Bond. Ahora, en la cinta de Kusturica, Bellucci encarna a una mujer que está de vuelta de todo y casi no teme a la muerte, de tal manera que prefiere dejar de existir antes que perder a su amor. Es decir, es mayor pero tan apasionada o más que una adolescent­e.

Esa mayor aceptación de las actrices en edad madura, ¿es una conquista de las mujeres o bien se debe que todos envejecemo­s mejor o a que hay un avance general?, le preguntamo­s. “Lo que creo que ocurre –respondió– es que las mujeres nos miramos ahora de manera diferente, con mayor respeto y creyendo más en nosotras mismas. Y eso hace que también los hombres nos miren

EL LARGO VIAJE CON KUSTURICA ‘En la Vía Láctea’ ha llevado 4 años de rodaje y marca “un antes y un después” para la actriz

OTOÑALES PERO EN FORMA “La pareja de la película demuestra que el sexo no es cuestión de edad, sino de energía”, afirma

Sincera. Bellucci posó con amabilidad y habló por los codos, sin tapujos, durante la presentaci­ón de En la Vía Láctea en un hotel de Madrid

de otra manera”, opinó. Precisó en seguida, no obstante, que no se plantea el asunto en términos de confrontac­ión. “Esto no debe ser una lucha. No creo en la lucha; creo en la comunicaci­ón. Las mujeres necesitan a los hombres y los hombres necesitan a las mujeres”.

Bajo dirección y en compañía de Kusturica, Bellucci aprovechó el largo rodaje de En la Vía Láctea para abandonars­e –dijo– y empaparse de un mundo que desconocía: el de los serbios y croatas guerreros pero amigos de la música zíngara y de las fiestas hasta el amanecer; el de una naturaleza hermosa y agreste donde las personas establecen una relación especial con unos animales de comportami­ento humanoide y algo enloquecid­o; el de un universo singular, el de Kusturica, donde las serpientes beben leche de oveja, los gansos se bañan en la sangre derramada en la matanza de un cerdo y donde el amor puede hacer volar a los amantes que huyen juntos.

Bellucci aterrizó en Madrid pocas horas después de convertirs­e en miembro de la Academia de Cine de Hollywood junto con otros 773 nuevos invitados a este numeroso pero selecto club. “Es una maravilla sentir este afecto y respeto por mi trabajo, que es mi pasión y me hace feliz. Estoy realmente sorprendid­a”, dijo al respecto.

De lo que tiene entre manos ahora, la intérprete citó su apuesta como productora de una serie de televisión en torno a “una mujer muy interesant­e” y en la que ella tiene “un papel”. No quiso decir más del proyecto, pero reconoció el crecimient­o del medio televisivo como plataforma de cine y series, en gran parte por la “alta calidad” de estas últimas y por la posibilida­d que ofrecen de “contar las historias con más tiempo”.

Bellucci se desmarcó de la creciente legión de actores y actrices que se pasan al otro lado de la cámara. “Nunca seré directora. Producir e involucrar­me en la escritura de un guion, sí. Pero dirigir, no: a eso le tengo demasiado respeto”, confesó. Otra muestra de sinceridad, valor infrecuent­e en su mundo.

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DANI DUCH
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