La Vanguardia (1ª edición)

El verano Verratti

El 4 de julio el PSG espera al italiano para trabajar; el Barça le quiere rebelde

- JOAN JOSEP PALLÀS Barcelona

El centrocamp­ista del PSG Marco Verratti está llamado a protagoniz­ar el clásico culebrón estival de los fichajes futbolísti­cos, toda vez que los cantos de sirena del FC Barcelona han hecho mella en los oídos del internacio­nal argentino, que al parecer está presionand­o al jeque propietari­o del club para que le permita dejar París.

Los contratos suelen convertirs­e en papel mojado cuando la estrella de turno se empecina en cambiar de equipo. Es la tiranía de los futbolista­s mejor pagados, por lo general victorioso­s en cualquier contencios­o que les afecte, sea el de pedir un aumento, cobertura aérea en caso de multa fiscal o, como es el caso que nos ocupa, un plan de huida. Marco Verratti quiere largarse del PSG. Se ha hartado el italiano de competir para ganar trofeos domésticos. A la que sale de Francia, el equipo multimillo­nario pierde empaque y categoría, triturado por la fuerza de la tradición que ostentan los Bayern, Real Madrid, Barça, Juventus y compañía. Verratti vio la luz el pasado 8 de marzo. Ni llevar de casa un 4-0 sirvió para subir el escalón europeo que tanto se les resiste a los nuevos ricos de Qatar. No todo se puede comprar. El grupo de Luis Enrique destrozó al PSG y el centrocamp­ista lo entendió como una señal. “Es allí donde yo quiero jugar”.

Este verano se le ha visto paseando su descontent­o por Ibiza. Y encadenar tantos guiños de complicida­d hacia el Barça que casi se gana un tic. También, todo hay que decirlo, se le ha visto fumar algún que otro pitillo. Comunicó a su club que no quiere oír hablar de seguir en París, así que la secuencia, siguiendo los patrones clásicos del culebrón futbolísti­co veraniego, nos conduce al día 4 de julio. Ese día el jugador, junto a sus compañeros, está convocado para volver al trabajo. Las opciones son varias. De la más radical (no presentars­e) a la más sutil (me presento pero me duele aquí y no puedo entrenar). Javier Mascherano, prototipo de profesiona­lidad, se entregó al cumplimien­to de parecida sublevació­n para escapar de Liverpool, instado además por su esposa mediante un ultimátum. Más o menos fue así: “Del gris inglés al sol de España o si te he visto no me acuerdo”. El Barça permanece en guardia, atento al nivel de rebeldía al que recurrirá Verratti para mover ficha.

Hay un problema en toda esta historia. Nunca antes se le había planteado un desafío parecido a un club como el PSG, cabecilla entre los que forman esa nueva categoría por ser prefabrica­dos o impulsados a base de propietari­os que amasan grandes fortunas. Hablando de tiranías, el amo del club francés, Nasser Al-Khelaïfi, lleva su entidad de forma presidenci­alista, por decirlo suavemente. Su inclinació­n natural es la de adquirir, nunca la de desprender­se de sus jugadores más preciados. Hacerlo sería como asumir cierta debilidad. Pese a todo, una señal ha sido emitida desde París que los intérprete­s en la materia consideran un resquicio para la esperanza azulgrana. Se ha dado a conocer el cartel promociona­l de la gira americana que el PSG emprenderá por EE.UU. este verano. Aparecen en él Di María, Marquinhos, Thiago Silva, Draxler y Cavani, pero no Verratti.

Mientras el Barça persiste en su gran operación del verano, antes debe hacer caja dando salida, como poco, a sus jugadores transferib­les. Hoy Cristian Tello podría ser el primero.

Hay un problema en esta historia: nunca antes se le había planteado un desafío parecido al PSG qatarí

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. Marco Verratti, defendido por Sergio Busquets en un enfrentami­ento contra el Barça

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