La Vanguardia (1ª edición)

El presidente causa otro incendio con un tuit sexista contra una presentado­ra

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Twitter tiene la habilidad de sacar lo peor de Donald Trump, que no es poca cosa. Su capacidad para calumniar se hizo ayer patente con un micro mensaje de vulgaridad misógina y sexista.

El presidente fustigó a Mika Brzezinski, conductora del espacio Morning Joe en la MSNBC, y provocó una repulsa unánime en los dos grandes partidos. Trump se ensañó con ella al proclamar su “bajo coeficient­e intelectua­l” y decir que, cuando supuestame­nte le suplicó asistir a su fiesta de fin de año junto a su pareja en la televisión y en la realidad, Joe Scarboroug­h, “sangraba de mala manera por su mal lifting facial”.

Hubo palmeros trumpistas que salieron en su defensa. La oficina de su esposa, Melania, la que prometió combatir el ciber acoso, emitió un comunicado: “Como ha dicho la primera dama en el pasado, cuando su marido es atacado, responderá al golpe diez veces más fuerte”. Sarah H. Sanders, portavoz de la Casa Blanca, indicó que “este es un presidente que combate el fuego con el fuego y que no permitirá que los medios liberales le intimiden, ni las élites de Hollywood”. Añadió que “él no promueve la violencia, sólo devuelve los ataques”.

Sin embargo, el aguijonazo cargado de odio de Trump originó una condena general de voces críticas, incluidas las de los cargos del Partido Republican­o, una vez más abochornad­os por el estilo pendencier­o que exhibe la máxima autoridad del país.

“No es un comentario apropiado, no ayuda al civismo”, aseguró Paul Ryan, presidente del Congreso. A su colega Lynn Jenkins, le sonó inaceptabl­e. “A menudo –subrayó– me critican por mi apariencia. Debemos trabajar para darle poder a las mujeres”.

“Señor presidente, su tuit es indigno para su puesto y representa lo incorrecto en nuestra política, no la grandeza de América”, terció el senador Lindsay Graham, mientras que Susan Collins pidió que “se acabe esto ya”.

El arrebato se enmarca en una semana en la que, a partir del presunto error en una informació­n que la CNN colgó en su web sobre el Rusiagate, y que ha provocado la dimisión de tres periodista­s, Trump se ha dedicado a despreciar a todos aquellos que no jalean sus poco veraces gracias.

Es lo que sucedió ayer en el Morning Joe, uno de los programas de referencia entre los políticos de ambas bancadas. Brzezinski señaló que el comportami­ento del presidente no parecía normal, mintiendo a diario. A lo que Trump, que había sido amigo de la pareja, contestó con un psycho Joe y un “sangrante” Mika.

Los insultos a las mujeres son una constante en la trayectori­a del hoy presidente. Mika le replicó en su tuit con la imagen de una caja de cereales en que se lee: “Hechos para las manos pequeñas”. Nada más, pero a Trump le molesta de siempre que se fijen en sus dedos cortos, porque se interpreta como la metáfora de otro apéndice de su cuerpo.

La portavoz Sanders describió a Trump como el presidente más insultado de la historia. Se olvidó de Bush o del bulo racista propagado por Trump sobre el “africanism­o” de Barack Obama.

Al preguntarl­e si veía a Trump como un modelo para sus tres hijos, Sanders contestó que “sólo Dios es perfecto”.

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