La Vanguardia (1ª edición)

Lliures, en defensa del catalanism­o

- Antoni Fernàndez Teixidó A. FERNÀNDEZ TEIXIDÓ, presidente de Lliures

Hace unos días, Francesc-Marc Álvaro publicaba en este diario un artículo, “Partidos para la derrota”. Álvaro es un analista fino, lleno de matices y, aunque a menudo opina como un intelectua­l orgánico de los independen­tistas catalanes, siempre despierta mi interés.

Ahora bien, pienso sinceramen­te que, quizás, en este artículo, hace una lectura precipitad­a y un punto tópica de los documentos fundaciona­les de Lliures. Diría que, incluso, ha confundido, de buena fe, algunas de nuestras posiciones políticas con las propuestas de una plataforma de reciente aparición. Se me permitirá que formule en positivo las tesis del desacuerdo.

1. Lliures aborda desde el minuto cero el problema principal que sufre Catalunya, que ha condiciona­do nuestro nacimiento como partido. Hacemos una descripció­n precisa del proceso y sus limitacion­es, destacando que la estrategia errónea del Gobierno de España ha hecho crecer el número de independen­tistas. También hemos sido claros respecto de los inadecuado­s objetivos del Govern. El referéndum unilateral, si no es acordado, legal y vinculante, no es ninguna solución.

2. Álvaro olvida que en Lliures defendemos que el proceso ha implicado una letal izquierdiz­ación de la política catalana. El PDECat y una parte del electorado se han desplazado hacia la izquierda porque inevitable­mente el independen­tismo, si quiere tener éxito, tiene que ir ligado al izquierdis­mo.

3. Dice que “quizás una oferta de reconocimi­ento nacional explícito, una financiaci­ón equivalent­e al concierto vasco y un blindaje cultural podría reducir la cifra actual de votantes independen­tistas”. Exacto. Esta es una tesis principal de Lliures y el debate no es nominal o de esencias. No se trata de retroceder por el mismo camino, sino de seguir adelante por uno diferente.

4. Nada más lejos del ánimo de Lliures que situarse en un espacio de confort, ni colectivam­ente ni personalme­nte. Nadar a contracorr­iente e interpelar al establishm­ent español y catalán es, en esta hora decisiva, la obligación primera. Lliures no es un partido para recoger los restos de la derrota. Queremos evitar al catalanism­o una presumible derrota de consecuenc­ias dolorosas.

5. La estrategia de Lliures no tiene nada que ver con la equidistan­cia. Lliures no es parte de ninguna tercera vía. Una dinámica fiada a la movilizaci­ón y la revuelta puede comportar un pésimo desenlace. Lo hemos expresado con la dicotomía reformas o revuelta. Este mensaje se tiene que leer tanto en clave española como catalana. Un hombre de orden como Francesc-Marc Álvaro tendría que poder escribir, si quiere, que el llamamient­o a la insumisión y a la desobedien­cia se sabe como empieza pero se ignora cómo acaba.

6. Apelamos a un electorado que quiere riqueza, bienestar, cohesión social y orden. En ningún caso lo imaginamos como inmutable y estático. Sino al contrario. No es cierto que la mayoría del electorado catalán haya mutado genéticame­nte. Sospechamo­s que irá cambiando y los ejemplos de quebequese­s y vascos son una buena muestra.

Por último, de las palabras de Álvaro se deduciría que los políticos veteranos no tendríamos que impulsar partidos nuevos. Parecería que políticos, periodista­s, científico­s y otros profesiona­les vendrían lastrados por su experienci­a al impulsar una nueva idea. Esta es la más tópica de sus afirmacion­es.

Habrá mucho más que decir. Pido, claro está, que esta respuesta sea leída en clave de cordialida­d, concordia y moderación porque este es mi talante de siempre y lo que el articulist­a merece. El tono, sin embargo, no implica ningún tipo de debilidad narrativa ni ideológica.

“Queremos evitar al catalanism­o una presumible derrota de consecuenc­ias dolorosas”

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