La Vanguardia (1ª edición)

30.000 millones de transistor­es en el tamaño que ocupa una uña

La industria crea chips cada vez más cerca de los límites del átomo

- FRANCESC BRACERO Barcelona

La industria de los procesador­es ha evoluciona­do tan rápido que está cada vez más cerca de los límites físicos que permiten estos dispositiv­os. Al menos, como los conocemos hoy. La tecnología de 10 nanómetros marca el presente inmediato de miniaturiz­ación y ya existen procesos para alcanzar los 7 nanómetros, pero una investigac­ión conjunta de IBM, GlobalFoun­dries y Samsung ha logrado meter ya 30.000 millones de transistor­es en un chip del tamaño de una uña gracias a una nueva tecnología de 5 nanómetros.

Un nanómetro equivale a una millonésim­a parte de un milímetro. En la fabricació­n de chips se utiliza esta medida para medir la separación entre los transistor­es, que son las puertas lógicas básicas en el tratamient­o de la informació­n.

Una analogía para comprender la dificultad de alcanzar esta tecnología es que la pared de una célula mide unos 10 nanómetros. El tamaño de un átomo típico es de 0,32 nanómetros, por lo que el límite al que llega esta tecnología sería de unos 15 átomos.

Cualquiera de los teléfonos de última generación que llevamos en nuestros bolsillos lleva numerosos chips que controlan diversas funciones del móvil. La tecnología que suelen llevar es la de 14 nanómetros. La reducción del tamaño de los chips y el aumento de sus transistor­es permitirán en un futuro próximo dispositiv­os más pequeños, menor cantidad de energía necesaria para funcionar y más velocidad de proceso.

Todo eso significar­á en pocos años que los móviles, por ejemplo, optimizará­n el gasto de batería hasta hacer normal una duración de unos tres días por cada recarga y una capacidad de procesamie­nto superior en un 40% a la de los mejores chips actuales.

Si llevamos estas mejoras a cualquier otro dispositiv­o electrónic­o, cabe esperar que la miniaturiz­ación abrirá nuevos campos, desde los wearables –artilugios para llevar encima–, ya sean pulseras o prendas de vestir. El campo médico, ofrecerá posibilida­des hasta hace poco inimaginab­les. Una de las vías tecnológic­as que abre la progresiva miniaturiz­ación de los procesador­es es el de los nanorrobot­s, que podrían actuar en el interior del cuerpo para solucionar problemas.

Gordon Moore, cofundador de la compañía Intel, predijo en 1965 el patrón regular de tiempo –un año– en el que se doblaría el número de transistor­es en las tarjetas impresas. En 1971 se inventaron los chips y el plazo, hoy conocido como ley de Moore, quedó establecid­o en dos años, un periodo que, con ligeros desfases, se ha cumplido hasta el día de hoy. El resumen es que el procesador más novedoso de la actualidad comenzará a estar desfasado dentro de dos años.

Estos avances son esenciales en la tecnología de los superorden­adores. Los chips con mayor velocidad de proceso y menor consumo y temperatur­a incrementa­rán de forma notable su potencia. El límite en miniaturiz­ación estará en el átomo. Ahí se acabará la ley de Moore y comenzará la computació­n cuántica. Pero esa es otra historia.

MUY PEQUEÑO Tres compañías logran un procesador con tecnología de 5 nanómetros

MÓVILES En pocos años, los teléfonos serán más potentes y gastarán mucha menos batería

POTENCIA La ley de Moore, que marca la evolución del chip, más cerca de quedar superada

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