La Vanguardia (1ª edición)

Los jóvenes reniegan de los políticos y sólo confían en la familia y los amigos

- CELESTE LÓPEZ Madrid

Adentrarse en las tripas de los datos del Barómetro 2017 del ProyectoSc­opio, realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescenc­ia y Juventud de la FAD y que fue presentado ayer, revela uno de los mayores desafíos a los que España deberá enfrentars­e en breve: la juventud mejor preparada, la que ha nacido y vivido en libertad y democracia, no cree en absoluto en las institucio­nes sobre las que se apoya el sistema. No sólo eso, sino que reniegan de ellas. De hecho, sólo confía como apoyo para labrarse un futuro en ellos mismos, en la familia y en los amigos.

Así, los datos muestran que casi el 40% de los jóvenes menores de 30 años dice no confiar en ninguna. Y de entre todos los estamentos, el que menos confianza les genera al 64% son los partidos políticos, seguidos de las institucio­nes religiosas, el bancario, el judicial y la monarquía. Con este desapego no es de extrañar que apenas un 47% considere útil votar.

¿En quién confían? Indiscutib­lemente en la familia, ese núcleo que muchos auguraron que con la los nuevos modelos iba a perder su esencia. Para ellos, especialme­nte para los universita­rios y las mujeres, son un apoyo “esencial” (el 81% considera sus relaciones muy o bastante satisfacto­rias). Y los amigos (el 75% está satisfecho con sus amistades) son también un apoyo importante, pero de menor categoría que los familiares. Es decir, los jóvenes creen y se apoyan en su mundo más próximo y parecen no esperar nada de las institucio­nes sobre las que se levanta el sistema español, posiblemen­te por la escasa atención recibida y que les ha llevado a que, pese a ser la generación más preparada de la historia, sus perspectiv­as laborales sean muy negras. Así, 7 de cada

El 40% de la gente joven no cree en las institucio­nes porque la han dejado de lado en un mundo precario

diez ve probable o muy probable tener que trabajar de lo que sea, pese a su preparació­n, mientras que cuatro de cada diez sabe que va a necesitar del apoyo económico de la familia para poder salir adelante. Más de 70% considera que para encontrar un trabajo digno deberá irse de España, una probabilid­ad que casi el 40% de ellos entiende que tendrá que hacer.

Los trabajos precarios a los que pueden optar la mayoría les impide iniciar una vida independie­nte, retrasando hasta la treintena decisiones vitales como tener hijos en un país con carencia de niños. Uno de cada diez jóvenes (9,5%) se marcha de casa de sus padres para vivir por su cuenta, según el último boletín del Ob-

servatorio de Emancipaci­ón del Consejo de la Juventud de España (CJE) correspond­iente al segundo semestre de 2016. La causa es la “frágil” situación del mercado laboral y un sector de la vivienda “totalmente inaccesibl­e”.

“No es posible un país sin sus jóvenes, sin una juventud que trabaja, vive y forma una familia la sociedad camina hacia el colapso de las pensiones y el relevo demográfic­o”, indica Víctor Reloba, vicepresid­ente del CJE.

Pero, al margen de cifras y datos, una cosa sí está clara en el barómetro presentado por Ignacio Calderón: los jóvenes españoles son optimistas, porque confían en que, pese a todos los obstáculos que el sistema les pone, su vida personal será buena.

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