El ‘Quejío’ de Távora
El teatro Poliorama recupera la subversiva primera obra de La Cuadra de Sevilla
Fue su primer montaje. Lo pudo estrenar en Madrid hace 45 años en pleno franquismo gracias a que las funciones tenían lugar a la una y media de la madrugada. Y, sobre todo, gracias a que Salvador Távora (Sevilla, 1934) engañó al censor sobre lo que se veía en escena en Quejío: le explicó que las cuerdas con las que los cantaores y el bailaor tiraban de un bidón cargado de pesadas piedras simbolizaban... las cuerdas de una guitarra. Además, suavizaron para la primera función las letras de las canciones que se podían escuchar. De ese modo, el censor aprobó un espectáculo que denunciaba la opresión del pueblo andaluz y que reivindicaba la unión para mover el bidón –una persona sola no podía moverlo, dos tampoco, pero tres, sí–, para cambiar las cosas. Un montaje que devolvía al flamenco, que se había convertido en un mero entretenimiento de tablao, su sentido como grito de un pueblo marginado.
Ahora, 45 años después de aquel estreno con el que se fundó la compañía La Cuadra de Sevilla, Salvador Távora recupera Quejío y lo presenta en el teatro Poliorama desde hoy hasta el domingo. Obviamente él ya no sube a escena, pero aún recuerda bien el éxito que logró Quejío en Barcelona en el teatro Capsa y la gira que entonces hizo por Catalunya, muchas veces representándolo en iglesias que dirigían sacerdotes progresistas. Távora dice que hoy han cambiado cosas –ya nadie pide que vayan a un correccional, como entonces sucedió–, pero que sigue siendo igual de necesario unirse para tirar del pesado bidón.