Mujeres al mando
La valiente decisión de la alcaldesa Colau de no reducir Barcelona a un engranaje más de la maquinaria independentista; y las dificultades de la canciller Merkel en la nueva legislatura de Alemania.
EL Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento alemán, abrió ayer el periodo de sesiones tras las recientes elecciones generales que han dado entrada a la extrema derecha por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Este hecho, que ha constituido un shock para Alemania, viene a turbar la apacible vida parlamentaria que ha tenido el país en los últimos años. Ayer mismo ya se produjeron las primeras tensiones cuando la mayoría de la Cámara impidió que el diputado de mayor edad abriera la sesión, como es tradicional, por tratarse de un representante de Alternativa para Alemania, al tiempo que se impidió que dicho partido xenófobo, antiislam y euroescéptico, que no esconde sus simpatías por el nazismo, pudiera colocar al candidato que deseaba para ocupar una de las vicepresidencias que le correspondían por ser la tercera fuerza política del país.
Otro hecho relevante de la apertura del Bundestag ha sido la elección como presidente del hasta ahora todopoderoso ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble. Este deja un enorme vacío en el Gobierno de Angela Merkel, lo que genera incertidumbres sobre la futura política económica de Alemania, que queda sujeta a las negociaciones políticas iniciadas por la canciller para constituir un nuevo Ejecutivo sobre la base de una difícil coalición con los liberales y con los verdes, ya que los socialdemócratas decidieron pasar a la oposición tras la severa derrota que sufrieron. Todo indica que la actividad del Bundestag seguirá con perfil muy bajo hasta que Merkel concluya sus negociaciones para la formación del nuevo gobierno, algo que probablemente no sucederá hasta Navidades, en el mejor de los casos. La constitución de la llamada coalición Jamaica, en referencia a que los colores de los partidos que deben formarla son iguales a los de la bandera de dicho país caribeño, se presenta difícil para Merkel porque hay puntos de vista muy distanciados en aspectos clave como la inmigración, la reforma de la UE, la energía y la fiscalidad.
Merkel inicia su cuarto mandato muy debilitada políticamente, con el peor resultado que han obtenido los conservadores desde 1949. El avance de la extrema derecha, que capitalizó el descontento de amplias capas de la población por la apertura del país a un millón de refugiados, no sólo le restó muchos votos sino que amenaza con convertirse en un quebradero de cabeza para ella. Este partido se ha marcado como objetivo, según palabras de sus dirigentes, “dar caza” a la canciller, cada vez más criticada desde su propia formación, que le exige un giro a la derecha.
Merkel, en la nueva legislatura abierta ayer por el Bundestag, ya no tendrá tanto poder ni tanto margen de maniobra como hasta ahora, algo que afectará también negativamente a la gobernabilidad de la Unión Europea.