El Gobierno cree demostrado que el president rechaza cualquier diálogo
El plantón al Senado convence a Rajoy de que ya no hay otra vía que la del 155
Sorpresa, pero no tanta. El Gobierno esperaba, porque así lo habían asegurado representantes de los partidos que dan apoyo al Govern, que Carles Puigdemont acudiría al Senado y defendería sus planteamientos, pero le extrañaba la actitud del presidente de la Generalitat porque entendían que su presencia en la Cámara Alta sólo podía suponer un cambio de rumbo. Puigdemont había rechazado todas las oportunidades de acudir al Congreso o al Senado y debatir.
Para el Gobierno, según el ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, la ausencia de Puigdemont, hoy y mañana, en el debate sobre la aplicación del 155 en el Senado, demuestra que “no quiere dialogar”, porque “cuando uno no viene a los sitios, es porque no quiere hablar ni atender a los requerimientos”. Vuelve a ser, dijo, la actitud que se ha visto desde el principio, cuando, por ejemplo, tampoco acudió, en enero, a la reunión de la conferencia de presidentes, ni a las reuniones sobre financiación autonómica.
Puigdemont pidió hace meses una sala en la Cámara Alta para dar una conferencia sobre el proceso, y el presidente del Senado, Pío García-Escudero, le respondió que estaba a su disposición la comisión general de las Comunidades Autónomas para hablar cuantas veces quisiera, pero intercambiando sus opiniones con las de los demás grupos parlamentarios. Lo rechazó después, cuando la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, le invitó a acudir al Congreso a exponer su plan y contrastarlo con los de los demás partidos. Nunca había aceptado. Y esta vez tampoco.
Con Puigdemont, o sin Puigdemont, el Gobierno seguirá la tramitación y aprobación del acuerdo adoptado el sábado pasado por el Consejo de Ministros. Y lo hará, aseguran fuentes gubernamentales, con el PSOE o sin el PSOE, que en las últimas horas has planteado dudas sobre si habría que continuar o no con el 155, en el caso de que el presidente de la Generalitat convoque elecciones, algo que ahora parece descartado.
Sin embargo, desde el Gobierno se minimizan esas diferencias con el PSOE y se muestran convencidos de que contará con el apoyo al que se comprometió Pedro Sánchez, según extraen de las conversaciones que han mantenido estos días miembros del Ejecutivo con los representantes socialistas.
La explicación que da el Gobierno y el PP para mantener vivo el acuerdo sobre el 155 es que “los objetivos que motivaron su aplicación siguen vivos”. Es decir, el Ejecutivo recuerda que no se acordó recurrir a ese artículo tan excepcional de la Constitución sólo para convocar unas elecciones, sino para restablecer la legalidad en Catalunya y que se vuelva a regir por el Estatut y la Constitución, y no por una legalidad paralela aprobada por el Parlament pero que el Tribunal Constitucional ha suspendido y anulado a todos los efectos.
Así lo expresaba el vicesecretario de acción territorial del PP, Javier Arenas, en una entrevista en Canal Sur: “Nadie se opone a la celebración de elecciones, pero hay que ver si la convocatoria garantiza la restauración de las libertades, las leyes y el Estado de derecho en Catalunya”, porque, dijo, “las garantías democráticas que ofrecen Puigdemont y su Govern en estos momentos son limitadísimas”.
Por eso el Gobierno añade a la
El Ejecutivo quita importancia a los reparos planteados por el grupo socialista a la intervención
convocatoria de elecciones, que es el fin último del acuerdo de intervención de la autonomía catalana, es que estas se hagan conforme al Estatut d’Autonomia y que los responsables de la Generalitat vuelvan a la Constitución y al Estatut, lo que pasa por renunciar a la ley de Transitoriedad, suspendida por el Tribunal Constitucional, y al resto de leyes aprobados en desarrollo del proceso independentista, a pesar de haber sido anuladas por el TC.