“Si se demostrara que ocasiona daños, lo retirarían de la circulación”
El glifosato es el herbicida más usado en la agricultura y se emplea habitualmente en los campos de olivos, cítricos o de cereal, entre otros sectores. “Nuestra valoración de este producto es muy positiva. No nos ha ocasionado ningún problema. Y la relación entre eficacia y precio es la mejor; no hay otro herbicida tan eficaz”, dice Rafael Verdiell, responsable del área de sectores vegetales de Unió de Pagesos.
El glifosato es un genérico y, por lo tanto, lo fabrican muchas empresas. El más habitual es el de Roundup, marca comercial de Monsanto, pero también lo pueden vender otros fabricantes.
Para los agricultores fue una sorpresa que se cuestionara este producto. “Cuando se dijo que el glifosato podría ser cancerígeno nos quedamos muy sorprendidos. Nos preocupó, porque somos los primeros en querer saber qué hay de verdad en sus riesgos. Pero también pedimos que las autoridades se pongan de acuerdo”, dice Verdiell.
En los campos de cereal, el herbicida se aplica a la tierra unos pocos días antes de la siembra (en octubre), concretamente sobre los rastrojos de la cosecha anterior y sobre las malas hierbas que crecieron desde la siega (junio)
¿Ha habido casos de contaminación? “Yo lo utilizo desde que tengo memoria, y no nos consta que se haya producido ningún caso de contaminación. Somos nosotros, los agricultores, quienes lo manipulamos y, por lo tanto, si se hubiera producido algún caso, seríamos los primeros en querer que se conociera”. Este agricultor confía plenamente en que el glifosato no es tóxico, y considera garantías el hecho de que esté inscrito en el registro de productos fitosanitarios de la Administración central y que la UE haya demostrado ser restrictiva en el empleo de plaguicidas.
En todo el mundo, la OMC tiene reconocidas 1.500 materias activas no tóxicas usadas para combatir las plagas en la agricultura, mientras que la UE sólo tiene registradas 400 materias activas. “Los productos agrícolas de la UE son los más seguros y más sanos, y eso la gente lo debería saber. Son los que contienen menos pesticidas, como se comprueba viendo esta estricta lista de sustancias inscritas utilizables. Ofrecen muchas más garantías que las de los productos que vienen de fuera”, añade.
“Que la gente no crea que los agricultores somos unos depravados; nos interesa la salud del ciudadano. Nadie nos ha dicho que dejemos de tirarlos. Si se demostrara que causan daño, los retirarían de circulación”, concluye.