Diez años más de Miró en Tarragona
TARRAGONA Miró quiso agradecer con un gran tapiz la atención médica que recibió su hija del doctor Orozco en el hospital de la Cruz Roja de Tarragona tras ser atropellada por un tren en la vecina localidad de Mont-roig del Camp, donde Miró tenía su estudio. En septiembre de 1968 entregó al artista Josep Royo los dibujos de lo que sería el
Tapis de Tarragona, obra de más de cuatro metros de longitud y casi tres de altura que se expone en el Museu d’Art Modern de Tarragona (MAMT) desde el 2008. Ayer, la Cruz Roja y la Diputación de Tarragona (propietaria del museo) ampliaron en diez años la cesión de la obra, “para contribuir a su difusión, garantizar su conservación y para dar más valor añadido a las colecciones del museo”. Desde que, en 1996, cerró el hospital de la Cruz Roja, el destino del tapiz fue errante y desafortunado, primero en un almacén y luego en una sala de la Casa Castellarnau. El propio Royo denunció el trato “inadecuado” que la ciudad dispensaba a la obra hasta que tuvo sala propia.El museo revisa también la fructífera relación que mantuvieron Miró y Royo, que había contribuido a la renovación de la Fàbrica de Tapissos Aymat de Sant Cugat del Vallès y más tarde de la Escola Catalana de Tapisseria. La fusión de ambas visiones se tejió en una vieja fábrica de Tarragona, de donde salieron otras piezas como el tapiz que colgaba en las Torres Gemelas de Nueva York y que desapareció tras el 11-S o el de la National Gallery of Art de Washington. /