La Vanguardia (1ª edición)

Apagón en Tenerife

Un desconocid­o Espanyol empata tras un partido que empezó media hora tarde

- RAMÓN ÁLVAREZ Barcelona

Apagado, como los focos del Heliodoro Rodríguez cuando tenía que empezar el partido. Así acabó anoche el Espanyol su primera cita copera de la temporada. Pese a los diez cambios que presentó Quique Sánchez Flores respecto al último compromiso de Liga el de ayer no fue el Espanyol B, como decía el técnico, pero tampoco el A. Como hace un año, la Copa vuelve a estar en el aire y anoche ni los titulares fueron capaces a última hora de sacar las castañas del fuego.

Lo que quedó claro de este otro Espanyol es que tiene nombres y calidad para aguantar un partido ante un rival inferior y poco convencido, pero poco más. Porque el Espanyol que ayer se vio en Tenerife no fue ni ese equipo competitiv­o que pretendía el técnico ni ese conjunto que pueda llevar adelante la Copa cuando el adversario tenga mayor presencia y ganas que el de ayer.

Al margen de esa poca fluidez que supo superar con garra e intensidad, ese Espanyol que anoche fue con la hora canaria dejó a las claras algunas carencias, vicios e incompatib­ilidades. Algunas, previsible­s. Otras, no tanto. Quedó en evidencia, por ejemplo, que Sergio Sánchez y Hernán Pérez no pueden mezclarse en la misma banda, porque son dos jugadores que se superponen en ataque y no se complement­an en defensa. O que Álvaro Vázquez parece seguir perdido y ayer hasta fue difícil de encontrar para sus compañeros, por más que algunos ni siquiera lo buscaron. Esa capacidad de desmarque que llegó a sorprender a Pardeza en su época de máximo responsabl­e deportivo del Real Madrid se extinguió como el cargo de su valedor. O que Granero sigue estando tan lejos de la versión que busca en él Sánchez Flores que ayer ni siquiera acabó el partido. O que Sergio García sigue sin estar para jugar 90 minutos y ayer no llegó ni al 50 evidencian­do proble37, mas físicos. O que Marc Roca, hoy por hoy, está lejos de ser una alternativ­a a Darder.

No todo fueron malas noticias. Hubo excepcione­s. Naldo aprovechó su ocasión y demostró que está para lo que llegó: cubrir cualquier baja en el eje de la defensa. Diop mostró la entrega habitual y ejerció de tercer central para salvar en más de una ocasión a los suyos tras las constantes pérdidas de balón en su zona de tres cuartos. Aunque por encima de todos estuvo el reaparecid­o Diego López, el mejor de su equipo, que ayer salvó al Espanyol al detener un gol cantado de chilena de Malbasic en el superar en un mano a mano a Brian Martín en el 48, parar por partida doble a Casadesús ya entrado el segundo tiempo y atajar un disparo exterior envenenado de Acosta ya en el tiempo añadido.

Cierto que la posesión fue del Espanyol de inicio a fin. Aunque fue una posesión estéril y el primer remate a puerta blanquiazu­l no llegó hasta casi la media hora de juego, cuando David López cabeceó un córner que detuvo sin problemas Carlos Abad.

El Tenerife estuvo todo el partido a verlas venir, aunque tampoco necesitó más ante los continuos regalos de su rival. Hasta el punto que tras unos primeros minutos inéditos en ataque, con su ariete serbio demasiado solo, suyas fueron las ocasiones al final del primer período y a lo largo del segundo, cuando el Espanyol fue bajando el pistón. Gerard Moreno, que entró por Hernán, y Melendo, que lo hizo por Sergio García, fueron quienes más hicieron por ver puerta. Pero fue en vano.

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RAMÓN DE LA ROCHA / EFE Sergio Sánchez supera al chicharrer­o Brian Martín en presencia de Hernán Pérez

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