La Vanguardia (1ª edición)

Kenia celebra las elecciones del boicot entre violentas protestas

Baja participac­ión y al menos seis muertos por disparos de la policía

- XAVIER ALDEKOA Barcelona

La escena, al final de la tarde de ayer, fue reveladora. El presidente de la mesa del colegio electoral de Moi Avenue de Nairobi, vestido con un chaleco fluorescen­te y la acreditaci­ón colgando del cuello, contaba en voz alta los votos de la urna. Sólo se oía un nombre: Uhuru Kenyatta, Uhuru Kenyatta, Uhuru Kenyatta... Todos los votos eran para el actual presidente de Kenia, quien fue de facto el único candidato en las elecciones presidenci­ales de ayer después del boicot del líder del bando opositor.

Raila Odinga decidió hace unos días no presentars­e a la contienda electoral y llamó a sus seguidores a no tomar parte en la votación al no darse, según el político, las condicione­s necesarias para una jornada democrátic­a y libre. A diferencia de votaciones anteriores, en las que se registraro­n largas colas frente a los centros de votación, ayer la participac­ión electoral fue muy baja e incluso inexistent­e en algunas regiones del país.

Se trata de los segundos comicios presidenci­ales en apenas tres meses en Kenia, después de que el Tribunal Supremo anulara los resultados de las primeras elecciones, que dieron la victoria a Kenyatta, al detectar irregulari­dades en el proceso de recuento de papeletas.

En las ciudades y barrios simpatizan­tes de la oposición se produjeron altercados, se levantaron barricadas en las calles y la policía utilizó gas lacrimógen­o e incluso munición real para dispersar las protestas. Al menos seis personas murieron por heridas de bala de la policía en Kisumu, Homa Bay y en las afueras de Nairobi, entre ellas un adolescent­e de 14 años. Desde la primera votación, el 8 de agosto, al menos 50 personas han fallecido, la mayoría a causa de tiros de la policía.

La comisión electoral de Kenia (CEK) se hizo eco de la excepciona­lidad de la jornada electoral, en la que muchos votantes fueron acosados al salir de los centros de votación e incluso agredidos por simpatizan­tes del bando opositor. A media tarde, la CEK anunció que el voto se pospondrá hasta el próximo sábado en cuatro de los 47 condados donde no pudieron abrir los colegios electorale­s debido a las protestas. Se trata de zonas en el oeste del país de mayoría étnica luo y bastiones de la oposición, donde los manifestan­tes impidieron incluso la llegada a los colegios del material electoral, por lo que el anuncio de la comisión en un clima tan tenso como el de ayer se entendió prácticame­nte como una provocació­n.

En el año 2007, la violencia postelecto­ral de carácter étnico –cada líder político azuzó a los suyos para ir contra la etnia del rival– dejó más de 1.200 muertos, cientos de violacione­s y más de 600.000 personas desplazada­s.

Uhuru Kenyatta no parecía estar demasiado preocupado por el boicot de su único rival ni porque se repita un escenario parecido. Hijo del padre de la independen­cia del país, educado en Estados Unidos y líder de la etnia mayoritari­a kikuyu, Kenyatta pidió que Kenia pase página rápido después de votar en Gatundu, su ciudad de origen. “Como país estamos cansados de tanta votación, creo que ha llegado el momento de avanzar”, señaló.

“Estamos cansados de tanta votación”, dice el presidente Kenyatta, de facto el único candidato

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ANDREW RENNEISEN / GETTY Un manifestan­te de la oposición grita a un policía que se acerca al suburbio de Kibera, en Nairobi

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