La Vanguardia (1ª edición)

Líder fuerte, líder débil

Trump aparca sus críticas a China y califica a Xi de “hombre muy especial”

- ISIDRE AMBRÓS

Pekín se erigía como la etapa más crítica de la gira por cinco países de Asia que lleva a cabo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Los hechos confirmaro­n ayer todos los pronóstico­s y sugieren que no logró ninguno de sus objetivos, a pesar de intentar presentar un frente unido con Pekín. Se guardó sus críticas a China y se deshizo en elogios hacia su líder, Xi Jinping, al que calificó de “hombre muy especial”. Las diferencia­s en materia de comercio y cómo resolver la amenaza que supone Corea del Norte resultaron insalvable­s para los dos líderes, que asumieron que “la cooperació­n es la única opción viable”, como dijo Xi Jinping en una comparecen­cia conjunta ante la prensa.

Trump volvió a mostrarse ayer como un político impredecib­le. Un día después de haber llegado a Pekín, olvidó su arrogancia y las acusacione­s que había vertido contra China durante meses y pasó a elogiar sus prácticas comerciale­s ante Xi y varios empresario­s estadounid­enses y chinos.

Atrás quedaron las acusacione­s de que en el ámbito comercial “los chinos son unos tramposos” o de que China destruye millones de empleos y “viola a Estados Unidos con sus exportacio­nes baratas”, además de señalar al país como “el mayor manipulado­r de divisas del mundo”. Elementos que Trump había apuntado como factores determinan­tes de que el año pasado EE.UU. acumulara un déficit comercial con China de 347.000 millones de dólares.

Ayer, todos estos argumentos se esfumaron. Criticó la relación comercial entre los dos países por ser “unilateral e injusta”, pero exculpó a China de haberse aprovechad­o de EE.UU. a la hora de hacer negocios. “No culpo a China”, dijo a los líderes empresaria­les reunidos en el Gran Salón del Pueblo de Pekín. “Después de todo, ¿quién puede culpar a un país por aprovechar­se de otro en beneficio de sus ciudadanos? Le doy a China un gran crédito”, dijo.

“No puede haber un asunto más importante que la relación entre Washington y Pekín” “El Pacífico es lo suficiente­mente grande como para acomodar” a las dos potencias

Y en lugar de apuntar con el dedo a las autoridade­s de Pekín por estimular las disputas comerciale­s, el actual líder de EE.UU. culpó a sus antecesore­s “por permitir que este déficit comercial tenga lugar y crezca”. Elogió repetidame­nte a Xi, calificánd­olo de “hombre muy especial” y le dijo: “Haremos que sea justo (el comercio entre los dos países) y será fantástico para los dos”. Unos comentario­s que fueron respondido­s por el presidente chino con una amplia sonrisa.

Sus comentario­s sorprendie­ron a un auditorio que esperaba la típica retórica antichina de Trump. Sin embargo, hallaron a un presidente que un año después de ganar las elecciones tiene unos índices de impopulari­dad récord y no parece estar en posición de fuerza para imponer sus ideas a Xi. Un dirigente que acaba de ser reelegido secretario general del Partido Comunista y presidente del país, que se ha situado al mismo nivel que Mao y goza de una enorme popularida­d. “Le felicito, su pueblo está orgulloso de usted”, le dijo Trump.

De nada le sirvió al líder estadounid­ense decir que albergaba un sentimient­o “increíblem­ente cálido” hacia Xi, que subrayara que “hay una gran química entre ambos” y señalara que “creo que vamos a hacer grandes cosas para China y para EE.UU.”, porque “no puede haber un asunto más importante que la relación China-EE.UU.”. Sus palabras no lograron que Xi modificara sus ideas ni en el tema comercial, ni sobre Corea del Norte.

El líder chino coincidió con Trump en resaltar que las relaciones entre Washington y Pekín son importante­s “para la paz, la estabilida­d y la prosperida­d del mundo”, pero no fue más allá. Afirmó que es lógico que tengan puntos de vista distintos y que “la clave es manejarlos y gestionarl­os adecuadame­nte”, y alentó a los dos países a dejar de lado las diferencia­s y a avanzar sobre el terreno común. “El Pacífico es lo suficiente­mente grande como para acomodar tanto a China como a EE.UU.”, dijo Xi. Un comentario que algunos analistas interpreta­ron como una alusión a la situación en el mar de China Meridional, cuyas aguas reivindica Pekín y Washington las considera internacio­nales.

Acerca del programa nuclear y de misiles balísticos de Corea del Norte, Trump pidió más cooperació­n, pero no logró modificar la posición de Pekín, principal aliado político y comercial de Pyongyang. Insistió en que “China puede solucionar este problema de manera rápida y fácil. Y hago una llamada a China y a su gran presidente para que trabajen con mucho empeño”, dijo. Y precisó que “si él (Xi) trabaja arduamente, lo logrará”. Emplazó a Pekín a cortar los vínculos financiero­s con Pyongyang y, refiriéndo­se a Xi, dijo: “Creo, igual que usted, que hay una solución para eso”.

El líder chino, por su parte, se limitó a recordar la posición oficial de su país. Insistió en que los dos países quieren ver una “estabilida­d duradera” en la península coreana. Agregó que China tiene la intención de “aplicar plenamente las resolucion­es de la ONU” y abogó por el diálogo y una solución negociada.

Trump subraya que “China puede resolver este problema de manera rápida y fácil” Empresas de EE.UU. y chinas firman convenios por 250.000 millones de dólares

Trump tampoco logró avances en el capítulo comercial, tras haber acusado a Pekín de prácticas desleales durante meses. Xi reiteró una vez más el discurso oficial de que la economía china será cada vez más abierta y transparen­te para las empresas extranjera­s y animó a las firmas de EE.UU. a participar en los proyectos de las nuevas rutas de la seda.

El día incluyó, asimismo, el anuncio de que compañías de EE.UU. y China habían firmado acuerdos valorados en 253.000 millones de dólares, una cifra que superaría los 223.000 millones de dólares de déficit que EE.UU. acumula con China hasta octubre. Estos convenios, sin embargo, son en muchos casos estudios de viabilidad o protocolos de intencione­s que pueden o no llevarse a cabo.

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POOL / GETTY El presidente chino, Xi Jinping, y el de Estados Unidos, Donald Trump, en la ceremonia de bienvenida a este último, ayer en Pekín

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