La Vanguardia (1ª edición)

Batalla final, respeto total

Márquez y Dovizioso se profesan cortesía y evitan la guerra dialéctica ante el último duelo

- TONI LÓPEZ JORDÀ Cheste

Si no fuera por el descomunal despliegue mediático en el circuito Ricardo Tormo de Cheste, poco parecería que los dos protagonis­tas se juegan la corona de la clase reina al último asalto, este domingo, a 30 vueltas. Ni Marc Márquez ni Andrea Dovizioso son pilotos de calentárse­les la boca con facilidad, así que quien esperase una guerra dialéctica bañada en nervios ya podía buscar otros deportista­s. O irse al planeta fútbol. O buscar cizaña extradepor­tiva, como intentó hurgar alguno con la política.

Con Márquez y Dovizioso, uno al lado del otro en la rueda de prensa previa, fotografiá­ndose juntos en la pista en un cara a cara para la posteridad, no cabe la polémica, ni el mal rollo, ni tan siquiera la guerra de nervios. Muy diferente sería que por medio estuviera Valentino Rossi, como hace dos años, en un Cheste irrespirab­le... Cada uno, catalán e italiano, asume su condición, sin alterar su buena relación personal. “La relación con Andrea siempre ha sido buena. La rivalidad está, pero la dejamos en la pista”, comentaba el 93, relajado.

Sólo en una ocasión, sin cargar siquiera la entonación, Dovizioso trasladó la presión de la batalla final a Márquez. Por algo es quien tiene más que perder. “Marc tiene más presión que yo porque solo él puede perder el título. Todos sabemos cómo piensa, y si se ve capaz de ir un poco más allá, no se conforma. Pero eso puede abrir la puerta a que cometa un error”, señalaba el italia- no, consciente de sus limitacion­es para poder ser campeón: necesita imperiosam­ente ganar y que Márquez no pase del 12.º puesto. Un milagro. “Sé lo difícil que puede ser, pero es que además a Márquez le tiene que pasar algo. Por eso tengo que salir a ganar y eso me da más tranquilid­ad desde el punto de vista psicológic­o; aunque soy consciente de que 21 puntos son muchos, es muy difícil... Pero todavía está abierto”, se aferra a la esperanza el de Forli, que admite también un dato nada favorable: Valencia nunca le ha ido bien, ni a él ni a Ducati. En nueve carreras en Cheste en MotoGP sólo una vez subió al podio, en el 2011... pilotando una Repsol Honda. Y la única victoria de Ducati se remonta a la del 2008 de Casey Stoner.

En el rincón de Márquez aflora la calma. Esta situación ventajosa le supone, sobre todo, “estar más tranquilo hoy; si me pusiera ya nervioso, el domingo llegaría agotado sin fuerzas”, comentaba el de Cervera. “Prefiero mi posición que la de Dovi. Firmaría llegar cada año con 21 puntos de ventaja al final, pero no quiero caer en el error de confiarme, porque hablas con la gente y lo ve hecho, y no es así. El deporte y la vida es muy caprichosa, y pueden pasar muchas cosas. No quiero relajarme ni bajar un punto de presión”, se receta Marc.

Dominados los nervios –aparenteme­nte–, la principal duda para Márquez será cómo afronta una carrera en la que sólo necesita acabar entre los 11 primeros, pero tiene la amenaza de una caída o una rotura. Además, Marc no sabe correr a la defensiva. “Veré mi nivel y el de Dovi, e intentaré buscar el mejor resultado. Pero no es mi estilo pilotar a ser conservado­r; tendré que ver dónde está él, no salgo pensando en quedar 10.º o 11.º. Este campeonato lo puedo perder yo y lo puede ganar él, pero la suerte que tengo yo es que dependo de mí mismo”, admite. Por ello, la estrategia de carrera la supedita al momento del italiano: “Honestamen­te, va a depender del nivel de Dovizioso. Si está para ganar, deberé optar por una estrategia; si le cuesta más y no tiene ritmo, optaré por otra”.

Una previa de guante blanco, sin Dovizioso apretándol­e las tuercas, ni siquiera la prensa italiana poniéndole en aprietos, en la que Marc sólo tuvo una pregunta incómoda, por extemporán­ea: qué bandera pensaba pasear si era campeón, “dada la situación política”. Márquez, siempre esquivo a los temas políticos, se irguió, serio. “Si gano ya veremos. Al final...”, empezó respondien­do en inglés. Y remató la respuesta en español: “La bandera que representa a mi gente es el 93... para que se entienda”. Aunque muchos no entenderán nada.

UN PUNTO DE PRESIÓN No quiero caer en el error de confiarme, la gente lo ve hecho, y no es así. El deporte y la vida son muy caprichoso­s” “

LA BAZA DEL ITALIANO Marc tiene más presión que yo porque solo él puede perder el título. No se conforma y puede cometer un error” “¿Qué bandera sacaré? La bandera que representa a mi gente es el 93”, esquiva la polémica el catalán

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MANUEL BRUQUE / EFE Marc Márquez y Andrea Dovizioso estrenan rivalidad en la disputa de un título mundial, este domingo en Cheste
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