Salarios y desigualdad
El pasado año, y por vez primera desde el 2006, el salario medio (1.878 euros/mes) cayó interanualmente (-0,8%), al tiempo que se contraía la desigualdad salarial (distancia entre los salarios menores y más elevados). La estadística del INE muestra, además, que el salario femenino continuaba un 20% por debajo del masculino, y que el de los jóvenes (16-24 años) no alcanzaba el 50% del de los mayores de 54.
Las causas de estos fenómenos son múltiples. Por ejemplo, entre el 2014 y el 2016, la caída salarial media (-0,2%) ha sido una combinación de alzas y descensos de los ingresos en muchas de sus características. Entre las primeras, reducciones en el salario a tiempo completo (-1,2%), hombres (-2,4%), con contrato temporal (-0,1%), de menos de 44 años, entre 3 y 10 años de experiencia, con trabajo en el sector privado (-1,0%) y ocupados en las manufacturas (-1,8%), construcción (-2,1%), comercio (-3,3%), transporte (-3,1%), finanzas (-3,2%), actividades inmobiliarias (-3,3%) o servicio doméstico (-1,7%). Entre las segundas, aumentos salariales para aquellos a jornada parcial (5,2%), mujeres (2,7%), con contrato indefinido (0,9%), de 55 y más años (1,4%), con menos de 3 años de antigüedad, en el sector público (3,1%) y en actividades profesionales (2,2%), AAPP (2,7%), educación (6,5%) y actividades sanitarias (0,3%).
Por ello, y si no tenemos en cuenta las distintas tipologías de cada puesto de trabajo, ciertas características individuales (educación, experiencia y edad) y dónde se origina el nuevo empleo, no se puede afirmar nada sólido ni sobre la existencia o no de discriminación para las mujeres, ni sobre la caída de salarios de los más jóvenes ni sobre la reducción de la desigualdad.
Porque para hablar de la llamada discriminación femenina hay que hacerlo refiriéndose a su mayor parcialidad, menor experiencia y ocupación en sectores de bajo valor añadido. Y, para los más jóvenes, su situación salarial es incompresible sin referirnos a su elevada temporalidad y escasa experiencia. Añadan a ello la nueva ocupación: entre el 2014 y el 2016, del 1,1 millón de nuevos asalariados, un 25% se han empleado en la hostelería, un 17% de la industria, un 12% de la sanidad y actividades sociales y un 10% en el comercio. Son estos dos tercios de nuevo empleo los que explican tanto la caída de la desigualdad como la del salario medio, y los que justifican el mantenimiento del salario femenino y de los jóvenes en sus actuales niveles relativos.
Quizás continuaremos reduciendo la desigualdad salarial, pero será a costa del aumento de la ocupación de bajos ingresos. Pero para la mejora salarial de las mujeres habrá que esperar a cambios sectoriales y a la progresiva reducción de su papel en el hogar, la base material de su elevada temporalidad y baja experiencia; finalmente, los más jóvenes necesitarán de mayores aumentos de productividad. Por ello, y de continuar este modelo ocupacional, no esperen grandes cambios.
Es el nuevo empleo que se crea lo que explica la caída del salario medio