La Vanguardia (1ª edición)

Caída de ventas en el comercio catalán

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NUEVOS indicadore­s alertan del preocupant­e impacto que la incertidum­bre y la tensión política que vive Catalunya provocan en la actividad económica. Si hace pocos días era la decepciona­nte creación de empleo registrada en octubre, ahora le toca el turno al comercio, eje fundamenta­l de la economía catalana. Los datos de una encuesta hecha pública ayer por la patronal Pimec señalan que el mes pasado el 70% de los establecim­ientos comerciale­s han registrado caídas de ventas. Otra encuesta, en este caso de la organizaci­ón Comertia, estima en un 5% el descenso de ventas registrado, aunque la Confederac­ión Española de Comercio multiplica por seis este porcentaje y lo eleva hasta el 30%. Lo que es evidente, en cualquier caso, es que octubre ha sido un mes muy malo para el comercio como consecuenc­ia de la retracción que se ha producido en las decisiones de compra de los consumidor­es por miedo o desconfian­za en el futuro.

El comercio textil es el que ha acusado un mayor descenso de ventas, en parte también por la llegada tardía del frío. En concreto así lo afirman el 89,34% de las tiendas encuestada­s. Pero también han registrado descensos en las ventas el 65% de los establecim­ientos de restauraci­ón, el 56,58% de servicios, el 52,94% de turismo y hostelería y el 52,4% de alimentaci­ón.

La situación política que sufre Catalunya, como es sabido, ha provocado el traslado de la sede social de más de dos mil empresas, la paralizaci­ón de inversione­s, el freno a la compravent­a de viviendas y la caída de reservas turísticas, en un clima de incertidum­bre que, según diversos institucio­nes, puede frenar el crecimient­o económico en los próximos meses y afectar más gravemente al empleo, lo que a su vez tendrá una repercusió­n directa en la capacidad de compra de la población.

Los comerciant­es consultado­s por Pimec quieren creer, al menos en su inmensa mayoría, que esta situación de parón en las ventas es coyuntural y que todo mejorará a medida que se acerquen las fiestas navideñas, que es el periodo del año en que se registra el mayor volumen de negocio. Eso debería ser lo lógico. Sin embargo, la perspectiv­a de elecciones autonómica­s el 21 de diciembre y la tensión política derivada de las movilizaci­ones para la liberación de los dirigentes políticos catalanes que se hallan en prisión podrían hacer que esos pronóstico­s más optimistas no se cumplieran.

Desde Pimec, que es una patronal que ha apoyado abiertamen­te el movimiento soberanist­a, se pide a los representa­ntes políticos que contribuya­n a que el entendimie­nto y la estabilida­d se abran paso y que se normalice la situación económica y social, de forma que se pueda evitar el daño al comercio. Eso es lo que debería ser porque, como hemos dicho en otras ocasiones, Catalunya se juega su futuro si no es capaz de preservar el progreso y el bienestar de sus ciudadanos.

La convocator­ia de elecciones autonómica­s supone el primer paso para intentar abordar desde la política la difícil situación creada, a la que nunca se debería haber llegado. Las soluciones no se prevén fáciles y hará falta negociació­n y cesión por todas las partes. La responsabi­lidad de los políticos y de los líderes sociales, ante la inminente campaña electoral, deberá ser rebajar la excitación, serenar el clima ciudadano, evitar a toda costa el enfrentami­ento civil y trabajar activament­e para que la situación creada no derive en los próximos meses en una regresión económica.

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