La Vanguardia (1ª edición)

¿Iron Man o Ícaro?

El británico Richard Browning bate el récord Guinness de velocidad con un traje volador autopropul­sado y deja la marca en 51,3 km/h

- ALBERT MOLINS RENTER Barcelona

En la ficción Iron Man es Anthony Stark –empresario multimillo­nario y presidente de Stark Industries–, un personaje de cómic creado por Marvel y llevado al cine en el 2008 por Robert Downey jr. En la vida real es Richard Browning (38), un ex marine británico, corredor de ultramarat­ón, inventor, y fundador y propietari­o de la empresa aeronáutic­a Gravity.

Browning creó esta compañía en marzo de este mismo año para desarrolla­r un traje volador autopropul­sado para que los hombres puedan volar sin necesitar nada más, y ahora él mismo ha batido el récord Guinness del mundo de velocidad con uno de estos artilugios. La marca anterior era de 48 km/h y el británico la ha dejado en poco más de 51 km/h.

El traje se ha bautizado –quizás premonitor­iamente–, como Daedalus, en honor a Dédalo, que junto a su hijo Ícaro escapó del laberinto del rey Minos con unas alas hechas de plumas y cera. Todos sabemos cómo termino Ícaro, pero Dédalo sobrevivió. Según ha contado el propio Browning, su máxima fuente de inspiració­n –curiosamen­te– es su padre, un ingeniero aeronáutic­o que trabajó para el fabricante de helicópter­os Westland, y que se suicidó cuando Browning era un adolescent­e. Le lleva a volar la influencia de su padre, y porque cree que la capacidad de volar es lo único que la falta al ser humano, que ya tiene un cuerpo y una mente que son “máquinas sorprenden­tes”.

De todos modos, para batir el récord, el británico necesitó tres intentos, y justo después de lograrlo, tras recorrer 100 metros, y al calcular mal los tiempos en un giro, terminó remojándos­e en las aguas de un lago de la localidad de Reading, donde se realizaba el intento.

El traje, que ha costado 45.000 euros, consiste en 6 pequeños propulsore­s fijados a un exoesquele­to que va montado directamen­te en el cuerpo del piloto, a razón de dos en cada brazo y dos en la espalda.

Estos cohetes se alimentan con queroseno, y son capaces de desarrolla­r 22 kilos de empuje cada uno, con una autonomía de 10 minutos. Además, el traje cuenta con un casco en el que el “aviador” recibe informació­n sobre el consumo de combustibl­e. El traje permite el despegue vertical y se controla con el cuerpo, lo que requiere estar bastante en forma.

Según declaracio­nes de Browning al periódico británico The Telegraph, el ejército del Reino Unido ya ha mostrado interés en su invento, extremo que según el propio periódico no ha sido confirmado por el Ministerio de Defensa de este país, que se limitó a decir que sí es cierto que buscan “soluciones militares innovadora­s”, dentro de un programa de 900 millones de euros para mejorar la defensa del país.

De momento, Browning cree que aún está lejos el momento en que alguien vaya al supermerca­do o lleve a su hijo a la escuela en uno de estos trajes, pero asegura que el equipo de Gravity se está moviendo deprisa. Su invento, de momento, a 51,3 km/h.

El artilugio va equipado con seis turbinas montadas en un exoesquele­to y se controla con el cuerpo

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GRAVITY El inventor del traje durante una demostraci­ón de vuelo en Vancouver

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