Neymar se derrumba
“Paren de inventar historias”, pide el brasileño, que llora cuando Tite le defiende
“Si Jesús tropezó, por qué él no habría de hacerlo”. La estrofa está sacada de la famosa canción La mano de Dios, que Potro Rodrigo le dedicó a Maradona. Los futbolistas no es que asuman sino que lucen la cruz de la sobreexposición mediática que les acompaña por ser ídolos de masas, jóvenes exitosos y llevar una vida llena de facilidades. Antes eran semidioses intocables. Ahora se esfuerzan en parecer humanos y vulnerables. Incluso los más caprichosos. Ayer, el que no soportó más la presión y se derrumbó fue Neymar, que no pudo contener las lágrimas después del amistoso que Brasil y Japón jugaron en Lille. “Paren de inventar historias sobre mí”, clamó el futbolista.
Ganó la canarinha por 3-1 en el decimotercer triunfo de Tite en 16 partidos como seleccionador. Pero, sin lugar a dudas, el gran protagonista fue Neymar, sobre todo al jugarse el duelo en territorio francés, donde su comportamiento en el PSG se ha convertido en el centro de todas las comidillas. L’Équipe publicó el miércoles en su portada que se había abierto “un abismo” entre Neymar y Unai Emery.
El diez de Brasil marcó un penalti que el árbitro señaló gracias al vídeo (10) y falló otro (en el 17) antes de ver una amarilla –también previa consulta por el VAR– por un tortazo a Sakai y ser sustituido en el minuto 71 por Douglas Costa. Después del partido se le escaparon las lágrimas.
Lejos de esconderse y sabiéndose mirado con lupa, el crack pidió comparecer y dar la cara en rueda de prensa. “No estoy enojado pero no me gustan los rumores ni las invenciones. Hay quien piensa que sabe de todo y no sabe nada. Por eso quiero dar mi versión y que lo escuchen de mi boca. Estoy muy feliz en París. Salí feliz del Barça y continuo siendo muy feliz”, aseguró.
Y siguió sincerándose sobre su adaptación en el PSG. “Los números están perfectos [el equipo parisino está invicto] y yo estoy muy bien, motivado para ganarlo todo en París. Pero están inventando historias que no son verdad. No tengo problemas con Cavani ni con mi entrenador”, aclaró, aunque en ningún momento llamó a Emery por su nombre. “Paren ya. Es todo lo contrario. Yo vine con su aval y quiero ayudarle, a él y a mis compañeros. Vine a sumar, no a generar polémica”, explicó.
Y hasta pidió perdón. “Soy un ser humano, como cualquier otro. Tengo mi corazón, tengo días buenos y otros menos, lloro y yerro... bastante. Soy un ídolo pero, perdón, no soy perfecto. Tengo 25 años y tengo que cambiar pero por mí, no por nadie más”.
En ese instante, Neymar quiso salir de la sala de prensa pero el seleccionador le pidió que se quedase. “Quiero hacer un apunte con Neymar delante”, tomó la palabra Tite. “Llevo un año y medio trabajando con él. Antes nos enfrentamos en partidos muy fuertes pero siempre fuimos leales. Me cansé de oír que teníamos problemas. Y a mis 56 años puedo hablar de su carácter, de su grandeza en el vestuario y del gran corazón que Neymar tiene”. Mientras el exentrenador del Corinthians hablaba y, al escuchar que le defendía, el futbolista se emocionó, agachó la cabeza varias veces para esconderse y evitar que se viese que estaba llorando. Así se marchó.
Marcelo y Gabriel Jesus firmaron los otros dos goles de Brasil antes del descanso mientras Makino acortó distancias en la segunda parte. El barcelonista Paulinho no jugó, como descansaron también Coutinho y Dani Alves pensando en el duelo del martes en Wembley contra Inglaterra.
“No tengo problemas con Cavani ni con mi entrenador; vine para ayudar y soy feliz en París”