La Revolución en la parrilla
Como el Kremlin ha querido evitar discusiones públicas en el centenario de la Revolución Rusa, las polémicas sobre uno de los acontecimientos más trascendentes del siglo XX se han trasladado a otros escenarios, sobre todo el cine y la televisión. El primer casus belli de este año revolucionario comenzó antes, en otoño del 2016, cuando el director Alexéi Uchítel aún preparaba su película Matilda, sobre la relación romántica de la bailarina del Mariinski Matilda Kschessínskaya con el joven zarévich Nikolái Alexándrovich antes de que este se convirtiera en el emperador Nicolás II. Varias organizaciones ultraortodoxas se pusieron en pie de guerra, criticaron al realizador por crear una obra “antirrusa y antirreligiosa” y obtuvieron el apoyo de la diputada Natalia Poklónskaya, antigua fiscal de Crimea. Esta ha apelado en varias ocasiones a la Fiscalía y a los tribunales para pedir que la película no llegase a las salas de cine, con el argumento de que tanto Nicolás II como otros personajes de la cinta son considerados santos por la Iglesia ortodoxa rusa. En el año 2000 la Iglesia canonizó a Nicolás II y su familia, ejecutados por los bolcheviques en Yekaterimburgo en 1918. La película se estrenó el 26 de octubre, como estaba previsto. Y es una de las más populares de este año (la cuarta, según el sitio Kinopoisk.ru), pero no ha obtenido tanta recaudación como se esperaba.