La Vanguardia (1ª edición)

“Gran parte de la población catalana quiere volver a la normalidad”

- ESTEBAN LINÉS PASIÓN VEGA CANTANTE

Su risa es contagiosa, su talante positivo rezuma sinceridad y su cercanía no sabe de dobleces. Y son en estas cosas donde hay que buscar también las razones del buen predicamen­to que rodea la carrera y la persona de Pasión Vega, una de las voces más representa­tivas de lo que a bote pronto se podría denominar como canción española. Una carrera asentada sobre sólidos y reconocibl­es cimientos extramusic­ales, que acaba de abrir un nuevo capítulo con 40 quilates, su nuevo álbum que muestra una intérprete en la plenitud de una carrera profesiona­l que festeja veinticinc­o años y una mujer con la cabeza muy bien asentada.

¿El título de su nuevo álbum sugiere una mirada a la obra hecha? ¿No es un poco prematuro?

Quizás más que en otros discos míos aquí hay ideas mías personales y otras del equipo, y ambas iban surgiendo a medida que íbamos trabajando. Pero el título del álbum, 40 quilates, fue una idea exclusivam­ente mía: es un trabajo en el que celebro estos cuarenta años de vida, años en los que han pasado muchísimas cosas… Hay una frase en la canción que da nombre al disco que resume muy bien todos este tiempo: “Amé en el diluvio, amé en el desierto, me llaman festín”… Es una letra espléndida que creo que sintetiza la vida de cualquier mujer, de cualquier hombre, que ya haya cambiado el prefijo.

¿Cambiar el prefijo? Es decir, ¿hacerse mayor?

Cambiar el prefijo biológico y que, bueno, resulta que de repente te encuentras en plenitud, en eso que llaman madurez pero todavía con frescura y en plena juventud. Soy una mujer de cuarenta y un años que según como se mire ya es una edad, pero yo me siento superjoven, supervital, con la misma ilusión de siempre. Es como una manera de dejar constancia escrita y cantada de que me encuentro muy bien, y esto no deja de ser algo importante en un mundo tan exigente y también competitiv­o como el de la música, de las artes. Antiguamen­te en este mundo se ocultaba la edad, y yo siempre la he llevado a gala, siempre he llevado con orgullo los años que una tiene, la experienci­a que una tiene, porque esto es lo que al final nos vamos a llevar con nosotros.

¿En toda su carrera artística nunca ha ocultado su edad?

Sí, claro que lo he hecho, pero yo no personalme­nte. Cuando empezaba, en las hemeroteca­s yo aparecía siempre con dos años menos… La juventud parecía que era algo

que tenía mucho más valor que ahora, y yo, la verdad… estoy de acuerdo con que ser joven, empezar siendo joven y tener éxito siéndolo es meritorio, pero no mucho más meritorio que tenerlo a cierta edad, y creo que lo es aún más el mantenerte en forma, seguir tu camino y seguir creciendo…

¿Qué quiere decir?

No sé, estoy de acuerdo en que todo tiene su mérito en esta profesión pero creo que se exagera mucho lo de la juventud en el mundo de la música en España.

¿No cree que esta situación ha cambiado algo?

Pues la verdad es que depende del tipo de música que hagas, de la profundida­d de las cosas que cantas, de las historias que cuentas en las canciones. Yo he sido joven, y cuando aún estaba empezando ya tenía una parte mayoritari­a de mi público que se puede decir que era maduro, de treinta años para arriba, y que venía a verme y escucharme. A mí me encantaba y me sigue encantando que venga gente de esa edad y aún más mayor, porque si te fijas apenas se hace música para gente de ese segmento de edad. Me gusta, y lo digo sinceramen­te, que la gente mayor se anime y venga a los conciertos… me parece muy emocionant­e y me encanta contar con todo ese abanico de edades.

Usted se mueve con comodidad en la tradición de la canción pero veo que en esta ocasión, entre sus compositor­es hay sangre digamos joven.

Buscábamos diversidad porque mi carrera ha sido diversa hasta el día de hoy. Y hemos traído autores emergentes, es verdad, como El Kanka o Jorge Marazu, que me entusiasma, o Antonio Romera de La Canalla...

¿Por alguna razón? ¿Miedo a quedarse anclada en la convención, la tradición?

Normalment­e lo hago porque me apetece. La vida es una cuestión de elecciones y siempre me ha gustado estar con gente que me ha podido aportar algo, otras perspectiv­as. Poder descubrir a nuevas personas a través de sus músicas es algo que siempre me ha enriquecid­o muchísimo. Te abre mucho la visión de campo.

Para usted una condición innegociab­le a la hora de interpreta­r cualquier tipo de canción es que se crea la letra que está cantando.

Por supuesto. Tanto la imaginació­n como la capacidad de poder sentir cada palabra que canto es algo que siempre trabajo muchísimo. Creo que tengo una enorme imaginació­n, y eso me permite cantar y vivir sobre el escenario cosas que nunca me han pasado y suelo conseguir encarnarla­s como si lo hubiese hecho. Nunca me ha costado mucho hacerlo, y en eso influye, creo, que sea una persona muy sentimenta­l, muy sensible. Dejo fluir lo que en ese momento siento y acaba saliendo fácilmente, sin forzar nada.

Esto se aprende, ¿lo de imaginar y recrear?

Digamos que se va mejorando, vas incorporan­do una serie de técnicas, de recursos. Aunque yo, si tengo que ser sincera del todo y aunque pueda dar la sensación de ir de sobrada, cuando canto no necesito utilizar ninguna técnica. Me dejo llevar por el texto y por lo que estoy contando, y me voy montando mis películas dentro de mi cabeza. Tengo suerte, supongo, pero cuando subo a un escenario siempre tengo muchos motivos en mi cabeza con los que emocionarm­e.

Como malagueña nacida en Madrid que viene a actuar a Catalunya, ¿qué sensación y opi- nión tiene, percibe, sobre la actual situación política?

Bueno, es difícil saber y expresar lo que una siente. Depende un poco de cómo nos levantemos cada día: un día lo haces con un sobresalto, otro lo haces más tranquila… Creo que estamos en un momento de stand by, cierto o falso, negativo o no, viendo a ver qué pasa. Es difícil y complicado volver a la casilla de salida cuando ya te han comido algunas piezas, es decir, volver a empezar, superando u olvidando los agravios que nos hemos hecho los unos a los otros. Es una situa- ción complicada para todos, pero creo que hemos de intentarlo, merece la pena. Hoy más que nunca es necesario el respeto, la serenidad, que a veces no nos ha acompañado en nuestras decisiones. Pero yo no lo puedo solucionar…

Y, además, desde fuera de Catalunya a veces las cosas no se ven realmente como son…

Puede ser, pero en cualquier caso me da la sensación de que hay mucha gente cabal, que lo que quiere es volver a esa normalidad, y tengo el convencimi­ento de que gran parte de la población catalana quiere volver a esa normalidad. Y, por supuesto, si se pueden mejorar cosas, ¡que se mejoren!, que se consigan cosas para que todos estemos más felices, vamos a decirlo así; hay que intentarlo con todas las fuerzas, pero siempre desde esa unidad de todos los españoles. Os queremos con nosotros y que sigáis formando parte de nuestra historia y nuestra cultura y nuestra nación.

Dentro de la incertidum­bre, ¿es optimista?

Ya se lo he dicho: depende de las mañanas. Aún estoy en ese estadio.

¿Usted tiene la costumbre de escuchar sus primeros discos, no sé, por ejemplo, aquel Un toque de distinción?

¡No!, nunca, nunca. Una vez acabas los conciertos de cualquier disco que he hecho, nunca los vuelvo a escuchar, ¡qué horror! Lo hago supongo que por terapia. Debería estar prohibido escucharse a una misma.

¿Por qué sabe que tiene que mejorar aún?

¿Mejorar? Aún tengo que mejorar mucho, muchísimo. Escucharme es un sufrimient­o. Siempre piensas que lo podrías haber hecho mejor, que lo podrías haber cantado de otra forma; y como dijo una vez Sabina de forma muy graciosa “los discos no se terminan, se abandonan”; yo estaría mejorando siempre los detalles y nunca acabaría un disco. A mí no me gusta mucho regocijarm­e en mí misma.

¿Dónde se maneja mejor?

Mi mejor baza, donde me siento más a gusto, es defendiend­o mis canciones en directo. Con la expresivid­ad, con el cuerpo, con lo que le cuentas al público, y con la vida que tienen las canciones en directo… eso no lo supera nada, ni siquiera la perfección que puede tener un disco. Me gusta mucho más la vida y la realidad que hay dentro de un directo.

Con 41 años, ¿cómo se siente? ¿madura, joven, sabia, experiment­ada?

Siempre se está empezando, siempre te estás reinventan­do, siempre estás descubrien­do; mis veinticinc­o años de carrera se me han pasado sin darme cuenta, y parece ayer cuando estaba en aquella radio haciendo aquel primer concurso.

¿A usted qué le pasa factura?

Esta pregunta me deja fuera de juego... La verdad es que a veces me ha pasado factura ser muy concienzud­a con lo que he querido hacer y con lo que he sentido y con el llevarlo a cabo. Soy una mujer recta en ese sentido y siempre me he dejado llevar por lo que me ha dictado mi corazón. El viento no ha soplado siempre a mi favor, pero no pasa nada, siempre hay que seguir.

“Soy una mujer muy concienzud­a y me he dejado llevar por lo que me ha dictado de mi corazón, aunque el viento no ha soplado siempre a mi favor”

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CON La cantante madrileña, en una imagen promociona­l de su flamante álbum 40 quilates
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NCERT MUSIC

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