La Vanguardia (1ª edición)

Cuando cuarenta años aún son pocos

- Josep Gisbert

Cuarenta años en política pueden parecer una eternidad. Pero para un “animal político” como Miquel Iceta –como le define el autor de Iceta. El estratega del Partido Socialista (Ediciones B), el periodista de La Vanguardia Raúl Montilla– todavía son pocos. Miquel Iceta (Barcelona, 1960) es militante del PSC desde el 1977 –justo cuarenta años– y después de una vida dedicada casi íntegramen­te a una actividad a menudo poco o directamen­te mal valorada es probableme­nte el dirigente con una trayectori­a más dilatada –si no el más veterano de todos– que aún sigue en activo en la escena política de Catalunya. Y su intención, por si alguien lo duda, es continuar haciéndolo unos cuantos años más.

“Cuarenta años de vida política son muchos años”, se sincera, pero para él aún no suficiente­s, porque se ve con cuerda para rato. “Me gusta mucho el trabajo que hago, me encuentro muy a gusto, y por esto cuando alguien me insinúa que quizás ya sería hora de dejarlo lo encajo muy mal..., me tendrán que sacar con los pies por delante”, advierte durante la presentaci­ón en el Col·legi de Periodiste­s de Catalunya de este relato biográfico, que no ha sido preparado pensando en que vería la luz en puertas de unas elecciones, pero que coincide –si es que en política hay casualidad­es– con la cita con las urnas más atípica de la historia reciente de Catalunya. Unas elecciones, las del 21-D, que le permitirán precisamen­te ampliar los años de carrera política y de las que –es el momento del mensaje electoral– le gustaría salir elegido presidente de la Generalita­t. “Yo lo que quiero es que me hagan presidente a mí, porque creo que lo haría mucho mejor que los demás y que el país también iría mucho mejor”.

No se corta. Anda sobrado de experienci­a. Y tiene tablas y labia suficiente­s para afrontar lo que le echen. Que es lo que segurament­e le ha permitido superar durante estos cuarenta años una timidez innata, que le hace confesar que se sentía más cómodo entre bambalinas, por ejemplo como fontanero de la Moncloa al lado de Narcís Serra o como hombre en la sombra de Josep Borrell, José Montilla o Pasqual Maragall, que en primera línea, como primer secretario del PSC y, sobre todo, como candidato a la Generalita­t, el 2015 y ahora. Es lo que siente que le ha dejado más expuesto al público. “La vida cambia cuando pasas a primera línea, siempre estaba en la cocina, y de repente te encuentras delante de los focos..., pierdes la privacidad, no puedes salir sin que alguien te pare, pagas un peaje”.

Pero a pesar de todas las prevencion­es por dar el salto a esta primera línea en la que, para bien o para mal, está constantem­ente sometido a escrutinio, no se arrepiente de haberlo hecho. Porque resulta que Miquel Iceta ha descubiert­o que esta nueva faceta también le encanta. “Me siento a gusto”. Y es que “disfruta mucho en lo que hace”, sentencia Raúl Montilla. Es el secreto para que cuarenta años aún le parezcan pocos y quiera continuar cuantos más mejor.

El secreto de Iceta es que disfruta mucho con lo que hace: “Me tendrán que sacar con los pies por delante”

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XAVIER CERVERA Raúl Montilla y Miquel Iceta, en el Col·legi de Periodiste­s de Catalunya
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