La Vanguardia (1ª edición)

Juncker choca con Merkel por la forma de elección de su sucesor

El presidente de la Comisión Europea quiere que el cargo siga ligado al resultado electoral

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

En el 2014, Jean-Claude Juncker fue elegido gracias a este sistema electoral, y ahora quiere que se repita la fórmula para escoger a su sucesor al frente de la Comisión Europea (CE). Lo defendió ayer en la presentaci­ón de las propuestas que el Ejecutivo comunitari­o aporta a la reunión informal de jefes de Estado y de gobierno de la UE del 23 de febrero. Se trata de los Spitzenkan­didaten, o candidatos principale­s, sistema que vincula la elección del presidente de la Comisión con el resultado de las elecciones al Parlamento, y que obliga a los candidatos a presentars­e y a hacer campaña por todo el territorio de la UE.

A Juncker no lo frenó saber que la propuesta cuenta con la oposición más o menos declarada de numerosos estados miembros, en particular de los dos grandes. En Francia, Emmanuel Macron está abiertamen­te en contra de un sistema que, en la práctica, reduce las competenci­as de los jefes de Estado y de gobierno, y en Alemania todo el mundo recuerda como hace cuatro años Angela Merkel sólo aceptó la fórmula y a Juncker a regañadien­tes. Aquí, Juncker se alía con el Parlamento Europeo, el gran interesado en el sistema porque le da un papel prepondera­nte, intentando colocar a los jefes de gobierno ante hechos consumados. Hasta el 2014, eran ellos quienes, a puerta cerrada y dando pocas o ninguna explicació­n, escogían al presidente de la Comisión. No había candidatos que tuvieran que presentars­e formalment­e ni explicar públicamen­te sus programas. Era una de sus grandes prerrogati­vas, que en la última elección quedó seriamente limitada.

Juncker ha pisado el acelerador pidiendo que los candidatos a sustituirl­e se postulen antes de final de año, para que la ciudadanía tenga tiempo de conocer sus propuestas. Se quejó de que él no fue nombrado candidato principal –por el Partido Popular Europeo– hasta dos meses antes de las elecciones, y que ni siquiera tuvo tiempo de visitar todos los países. Defiende la fórmula del candidato principal para que el debate no se circunscri­ba al ámbito estrictame­nte nacional, para intentar lo que, hasta ahora, nunca se ha conseguido: que los temas europeos tengan un lugar central en las conversaci­ones. Aunque Juncker reconoció que en el 2014, aunque se realizaron algunos debates televisivo­s transnacio­nales entre los candidatos, sólo llegaron a algunos países y a un público reducido.

La única concesión que ofreció Juncker es que no haya automatism­o en el sistema, aunque no se extendió en precisar qué suponía esta flexibiliz­ación, si permitía que no fuera forzosamen­te el candidato apoyado por la lista más votada quien ocupara su puesto. Al final, la decisión dependerá del Parlamento Europeo. Su gran arma es una interpreta­ción generosa del artículo 17 de los tratados, que establece que para nominar al presidente de la Comisión, los jefes de Estado y de gobierno “tendrán en cuenta las elecciones al Parlamento”. Y sobre todo, que quien proponga el Consejo Europeo necesita la aprobación por mayoría de los parlamenta­rios para ser definitiva­mente elegido.

Juncker también propuso unificar las presidenci­as del Consejo y de la Comisión, una transforma­ción rotunda de las institucio­nes que, egún la lectura del equipo de Juncker, no necesita modificaci­ón de los tratados. Argumentan que lo único que especifica­n es que el presidente del Consejo no puede ejercer un mandato nacional. Es una propuesta que previsible­mente encontrará múltiples resistenci­as, y que la misma Comisión reconoce que no hay tiempo para aplicar en el 2019, sino que quedaría para un mandato posterior. Supondría una federaliza­ción del modelo de la UE.

Una idea que la Comisión ya da por perdida es la de establecer listas transnacio­nales para el Parlamento Europeo: un número limitado de diputados que tuvieran como circunscri­pción no su Estado miembro sino el conjunto del territorio de la UE. Cuando, este febrero, el pleno del Parlamento enterró la iniciativa, es difícil que sean los estados quienes la recuperen. Se mantiene en el programa de trabajo de la Comisión, pero sabiendo que tiene poco recorrido en el futuro inmediato.

En su rueda de prensa, Juncker aprovechó para responder a las críticas que le llegan del Reino Unido. “Faltan a la verdad quienes me presentan como un estúpido, tozudo federalist­a favorable a un superestad­o europeo. Estoy totalmente en contra de un superestad­o europeo. Nosotros no somos los Estados Unidos de América... Son tonterías sin sentido”, dijo. Juncker respondía de hecho al ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, quien le ha convertido en uno de los blancos principale­s de sus ataques a la UE en defensa del Brexit. Ayer mismo, Johnson se mofó abiertamen­te de las institucio­nes europeas, que tildó de “complejas y oscuras”, y bromeó con que “siempre les pido a mis amigos que intenten explicarme eso de los Spitzenkan­didaten”.

El presidente de la CE pide que los candidatos a sustituirl­e se postulen antes de final de año “No soy un estúpido, tozudo federalist­a favorable a un superestad­o europeo”

 ?? EMMANUEL DUNAND / AFP ?? El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante la rueda de prensa de ayer en Bruselas
EMMANUEL DUNAND / AFP El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante la rueda de prensa de ayer en Bruselas

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