Muerte en la cárcel de Evin
Conmoción en Irán por el supuesto suicidio en prisión de un activista por el medio ambiente acusado de espía
La versión de la Fiscalía asegura que Kavus Seyed Emami, famoso defensor del medio ambiente en Irán y prestigioso sociólogo, se suicidó en la cárcel tras conocer las pruebas en su contra. Se le acusaba de espionaje, concretamente de lazos directos con la CIA y el Mosad. Pero sus hijos y colegas cuestionan la versión oficial y han pedido al Gobierno que se abra una investigación para conocer las verdaderas razones de esta muerte que ha conmocionado a un sector de la sociedad iraní.
“Las noticias y rumores relacionadas con su detención y muerte no son creíbles”, dice una carta abierta firmada por cuatro asociaciones académicas, incluida la de sociología, donde piden al presidente Hasan Rohani que investigue la muerte del también académico, investigador y profesor de la universidad Imam Sadeq. Este centro pertenece al ala dura de la República Islámica, donde se forman las nuevas generaciones de los que pasan a engrosar las altas posiciones del sistema. Él mismo era veterano de la guerra en el Irak de los años ochenta.
El supuesto suicidio de Seyed Emami, de 63 años y quien también tenía la nacionalidad canadiense, se suma a al menos tres casos de presos que, según las autoridades, se han quitado la vida en las últimas semanas. En dichas ocasiones eran jóvenes capturados en el marco de las protestas que se extendieron durante varios días por todo Irán desde el 28 de diciembre. Muchos han cuestionado la versión oficial.
“Independientemente de la pregunta de por qué los activistas medioambientales son arrestados, las autoridades de la prisión de Evin deben ser responsables de las vidas de los presos. ¿Cómo es posible que dos reclusos lograran suicidarse en tan poco tiempo?”, se preguntaba la parlamentaria Fatemeh Saeedi.
Seyed Emami es considerado un pionero de la defensa del medio ambiente en Irán. Fue uno de los fundadores de la Fundación para el Patrimonio de la Vida Silvestre, que lucha por la conservación de especies en vía de extinción y otros recursos naturales, como el agua, tema cada vez más crítico en Irán.
El fallecido no es el único ecologista en prisión, forma parte de un grupo de siete capturados a finales de enero. “Los sospechosos, bajo la dirección de agentes de la CIA y el Mosad, estaban estudiando problemas relacionados con el medio ambiente, infiltrándose en la comunidad científica y recabando información sobre lugares vitales y sensibles como nuestras bases de misiles”, aseguró el fiscal de Teherán, Abas Yafari Dolatabadi.
Hasta la captura de este grupo, en Irán era normal que las organizaciones gubernamentales o independientes que trabajan en temas de medio ambiente tuvieran contacto y recibieran ayuda de agencias u organizaciones internacionales como la ONU o representaciones diplomáticas en Teherán. Días atrás se supo que Kaveh Madani, el vicedirector de la organización ambiental iraní, también había estado en prisión un par de días.
Las relaciones con instituciones extranjeras crean sospechas en los sectores más radicales, como los Guardianes de la Revolución, señalados por algunos como responsables del problema del agua. Les acusan de construir demasiadas repre- sas y de transferir recursos hidráulicos a regiones donde tienen intereses.
“Él (por Emami) era uno de los acusados en un caso de espionaje y desafortunadamente cometió suicidio porque sabía que muchos habían confesado en su contra y también por sus propias confesiones”, aseguró el fiscal. Pero no todos los que han visto el vídeo presentado por los carceleros para sostener la versión del suicidio tienen la misma certeza. El director de la comisión de Seguridad Nacional del Parlamento,
En las últimas semanas ha habido otros tres suicidios sospechosos en prisiones iraníes
Alaedin Boruyordi, aseguró que en el vídeo se observa cómo el recluso manipula unas sábanas con las que se ahorcó y que el suicidio es claro. Pero para el viceportavoz de la cámara, Ali Motaheri, “es necesario tener más pruebas”.
La muerte del sociólogo se conoció el sábado cuando Ramin, uno de sus hijos, lo publicó en las redes sociales. Tras desistir de la idea de pedir una autopsia independiente, la familia decidió celebrar un funeral privado en las montañas a las afueras de Teherán este martes, al que acudieron decenas de colegas, amigos y amantes del montañismo y la naturaleza como él. En los alrededores rondaban algunos integrantes de los servicios de inteligencia que observaban que el funeral se llevara a cabo con la discreción que se le habría pedido a la familia.
La Organización Iraní de Derechos Humanos, con sede en Nueva York, publicó el lunes un comunicado donde un integrante de la familia que vive en el extranjero asegura que la esposa y los hijos están bajo presión. Ayer su hijo confirmó en las redes que la mezquita donde debía celebrarse una ceremonia religiosa había cancelado el acto abruptamente.