La Vanguardia (1ª edición)

Los talibanes asaltan una cárcel en Afganistán y liberan a 355 presos

- KABUL Agencias

Un comando de insurgente­s talibán asaltó ayer una cárcel en el sur de Afganistán y liberó a 355 presos, de los cuales 148 son considerad­os una amenaza para la seguridad nacional.

El ataque estaba planificad­o al detalle. Los asaltantes vestían uniformes de las fuerzas de seguridad y estaban armados con lanzacohet­es y rifles automático­s. Sembraron de minas las carreteras de la zona para frenar la llegada de refuerzos.

El ataque se produjo de noche en la prisión central de la provincia de Ghazni. A las dos de la madrugada los talibanes detonaron un coche cargado de explosivos que destruyó la puerta principal de la penitencia­ría. Un suicida murió. Tras la explosión, el resto de insurgente­s –un grupo de unos diez hombres– se introdujo en la cárcel y se inició un enfrentami­ento con los guardas. Cuatro agentes murieron y otros siete resultaron heridos, mientras que los talibanes sufrieron tres bajas, según fuentes oficiales. El asalto duró tres horas.

Los talibanes, en cambio, presumiero­n en las redes sociales de haber matado a “40 policías” y haber liberado a “más de 400 presos” aunque es habitual que exageren sus hazañas.

La cárcel se ha quedado sólo con 81 presos. El Ministerio de Interior afgano afirmó que 355 del total de 436 presos del centro lograron escapar. De ellos, 148 son “una amenaza a la seguridad nacional” y 207, delincuent­es comunes, según el comunicado.

“Las carreteras que van hacia la prisión fueron sembradas con minas con antelación para evitar que llegaran los refuerzos”, explicó Mohamed Ali Ahmadi, vicegobern­ador de la ciudad, quien aseguró que la seguridad del centro estaba muy por encima de los estándares recomendad­os por su cercanía con el centro urbano –sólo siete kilómetros– y se creía que en caso de asalto los refuerzos podrían llegar rápidament­e. Un vehículo del ejército que intentaba llegar a la prisión en su ayuda saltó por los aires por una bomba escondida en la carretera.

Ahmadi explicó que el domingo, sólo un día antes del asalto, las autoridade­s habían ordenado el traslado de 18 talibanes “peligrosos” a otra cárcel operada por los servicios de inteligenc­ia afganos, después de que se librara una pelea que les hizo temer que se estaba cociendo algo.

Es la tercera ocasión desde el 2008 que presos talibanes logran fugarse. La más espectacul­ar fue en junio de ese año, cuando 900 reclusos escaparon de una prisión en Kandahar.

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