Renovar, acercar y personalizar
Entre las muy diversas e importantes funciones de la universidad pública, la más conocida por la sociedad es la de formar titulados universitarios, es decir, la relacionada con la actividad docente. Con el tiempo, el contexto, la mentalidad de estudiantes y profesorado y los recursos técnicos han evolucionado y sugieren que hay que hacer cambios importantes en las estructuras y la metodología para adaptarse a esta evolución. Lo comento acto seguido.
El contexto del sistema universitario. Ahora hay universidades públicas y privadas en competencia por la captación de estudiantes. Si la percepción de la sociedad hacia la universidad se centra en la formación (docencia), uno de los indicadores esenciales es la calidad docente de las enseñanzas. Es necesario evaluar, dar a conocer y mejorar la calidad de la docencia. El cambio de mentalidad de los estudiantes. El nivel, las habilidades y el perfil de los estudiantes que ingresan en la universidad no son constantes y evolucionan en el contexto general de la sociedad de la cual proceden. La universidad se tiene que adaptar a esta evolución con mentalidad innovadora y con voluntad de respuesta. El contexto técnico y los recursos. Los materiales susceptibles de ser usados en la docencia, las instalaciones y los equipamientos han cambiado y ahora no sólo se dispone de libros sino que en cada ordenador personal que ya lleva cada estudiante se tiene una ventana abierta al mundo y, por tanto, acceso a toda la información que haga falta.
Hace falta renovar la docencia y centrarla en estructurar, gestionar y aplicar los conocimientos y la información. El valor añadido se tiene que manifestar en la adquisición del criterio y de la capacidad de gestionar la información, entenderla y compartirla, es decir, el trabajo en equipo, en un contexto de actividad docente de calidad y con atención personalizada a los estudiantes.
En definitiva, hay que pasar de un proceso pasivo de aprendizaje a un aprendizaje proactivo personalizado. La universidad pública tiene que adaptar sus estructuras y sus procedimientos a esta nueva realidad. Si lo hace podrá sobrevivir y progresar; si no, los estudiantes buscarán otras instituciones y se iniciará el proceso hacia su posible desaparición o quedará reducida a un papel testimonial por no haber sabido atender las demandas de la sociedad, que es o tendría que ser una de sus misiones esenciales.