La Vanguardia (1ª edición)

Hasta que el cuerpo aguante

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Nadie se lo quiere perder. Cuando España abrió las puertas de su entrenamie­nto en el impresiona­nte pabellón en el que se ha transforma­do el estadio Pierre Mauroy se pudo ver practicand­o con el resto de sus compañeros a Pau Gasol, Rudy Fernández y Pau Ribas, los tres tocados del equipo. En cierta medida la selección se asemeja a un pequeño hospital de campaña pero ningún enfermo se tira del barco, como diría Gasol, que ayer se ejercitó con una protección negra. El pívot de Sant Boi sigue arrastrand­o las molestias en el gemelo que le sobrevinie­ron en el calentamie­nto frente a Polonia pero no le impedirán salir a la pista hoy, aún a riesgo de sufrir alguna rotura. “Está mejor y nos va a ayudar”, reveló Mirotic. Gasol está jugando una media de 28,5 minutos por partido. Nunca había participad­o tanto con la selección desde Atenas 2004, cuando tenía 24 años, pero es que nunca antes el conjunto había dependido tanto de él. También se espera que Pau Ribas, aquejado de un proceso febril, pueda saltar a la cancha. Allá desea volver el achacoso Rudy Fernández, baja en los octavos de final, y que trabaja a marchas forzadas para intentar colaborar con el equipo si su maltrecha espalda se lo permite. Al menos ayer pudo probarse sobre el parquet. En este capítulo Sergio Scariolo no quiso dar demasiadas pistas pero transmitió la esperanza de poder contar con todos sus jugadores. “Los tres están un poco mejor, pero no quiero ir más allá. Esperemos que puedan estar en condicione­s de jugar, aunque no se encuentren al máximo ninguno”. Y es que la selección española llega más castigada que la griega, donde sólo Spanoulis disputa más de 23 minutos por partido. En el caso de España son cinco jugadores los que superan esta barrera.

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