El sirio Zaghlouleh cancela un vídeo en Barcelona por temor a represalias
El fotógrafo, que expone en la galería L&B, recibió llamadas amenazantes
Nassouh Zaghlouleh (Damasco, 1958) es uno de los fotógrafos más ampliamente reconocidos y valorados de Oriente Medio. Su obra se inspira a menudo en la ciudad de Damasco, de la que capta momentos y detalles fugaces, ofreciendo una visión íntima de sus calles y de su historia. En la última Bienal de Venecia, recientemente clausurada, participó en el pabellón de Siria con Damas Carré –una serie fotográfica del 2010, previa por tanto al conflicto– y ayer tenía previsto estrenar en la galería L&B Contemporary Art de Barcelona su proyecto más reciente, Un jour syrien ordinaire (2105), un vídeo filmado clandestinamente desde la azotea de su casa, que finalmente el propio artista ha decidido no proyectar por temor a más que posibles represalias. Una llamada recibida en su domicilio la pasada semana le advertía que, de hacerlo, su vida corría peligro.
“Nassough Zaghlouleh se ha visto obligado a no proyectar su vídeo por miedo a represalias”, se leía ayer, repetido en múltiples carteles, en la joven galería de Poblenou L&B (Álava, 58), cuya galerista y gestora cultural, Cecilia Lobel, de acuerdo con el artista sirio, decidieron no obstante continuar con la inauguración. En las paredes cuelgan las fotografías de la serie Damas Carré, que ya se había expuesto en España en otras dos ocasiones, en Sevilla y Reus, también bajo los auspicios de Lobel, pero la imagen del monitor está fundida en blanco y únicamente se escucha el sonido original, tiroteos y disparos de obuses, el sonido de la guerra, que componen la banda sonora de la vida cotidiana en la capital siria. “Zaghlouleh publicó en su Facebook una invitación al evento y desde entonces ha estado recibiendo llamadas disuasorias. La última, la semana pasada, no le gustó nada y decidió cancelar la proyección”, explica la galerista. “No estamos ante un caso de censura sino de miedo”, aclara. “Je suis desolé, Cecilia”, se sinceró el fotógrafo.
Zaghlouleh, que imparte clases en la facultad de Bellas Artes de Damasco, regresó a la capital siria a comienzos del nuevo milenio después de residir durante casi dos décadas en París, donde amplió su formación en la École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs y él mismo fue profesor en el Institut international de l’image et du son de la capital francesa. “Él vive en Damasco, al igual que su mujer y su bebé de nueve meses, porque quiere vivir en Damasco aunque la situación actual es muy difícil para un fotógrafo. Está prohibido tomar fotografías porque se consideran armas de guerra y no se pueden sacar del país”, explica Cecilia Lobel
Nassouh Zaghlouleh colocó durante dos meses una cámara en la azotea de su casa, una casa popular del centro de Damasco, y desde allí, metido en una caja de cartón para no ser visto, filmó escenas cotidianas: “Niños jugando o dibujando en las antenas parabólicas como si fueran pizarras, albañiles trabajando, un perro aullando, las palomas volando por el cielo de Damasco… Todo tiene un aire melancólico pero nada espectacular, es una simple jornada en una ciudad en guerra, un día normal en la que la vida continua, con el ruido de fondo de las balas, los tiroteos, las bombas… El conflicto está a 50 kilómetros de su casa y los sonidos se oyen noche y día desde hace años”, describe Lobel. Y concluye: “Es una filmación poética y calmada, cargada de vida, de esperanza y de realidad, una realidad difícil y a la vez angustiante, pero desde luego, nada censurable”.
La filmación recoge un día cualquiera en la ciudad de Damasco con el sonido de las bombas como telón de fondo