La Vanguardia (1ª edición)

Trump busca venganza

El presidente promete actuar rápido contra el terror tras la derrota judicial

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Perdedor. Este es un de los descalific­ativos preferidos en el explosivo léxico de Donald Trump.

Acostumbra­do a decir eso de “estás despedido”, a hacer y deshacer a sus anchas en su imperio inmobiliar­io, el presidente de Estados Unidos no pudo disimular ayer la humillació­n que sentía por el varapalo judicial. Ni siquiera tres semanas en el cargo.

No pudo ocultar su enfado con la unanimidad de los tres jueces del Tribunal de Apelación del 9.º Distrito, con sede en San Francisco y a los que intimidó con sus insultos y desprecios, que han ratificado la suspensión del veto a la entrada de ciudadanos de siete países mayoritari­amente de población musulmana. No han visto la existencia de pruebas que confirmen el terror inminente.

En su comparecen­cia junto al primer ministro japonés, Shinzo Abe, Trump recurrió al tremendism­o del miedo, sin prueba alguna, para insistir en la lucha en los tribunales, aunque sin ofrecer concrecion­es, y con medidas adicionale­s de control en la entrada a Estados Unidos. “Vamos a hacer algo muy rápido para imponer medidas adicionale­s de seguridad para nuestro país, lo veréis la próxima semana”, replicó en una rueda de prensa en que sólo aceptó dos preguntas de periodista­s locales, ambos de medios amigos como el tabloide The

New York Post y el canal Fox. Sus palabras confirmaro­n que habrá revancha. Busca venganza. Entre las posibilida­des se incluyen revisar la actual orden, que cuenta con otros frentes abiertos en difepor rentes juzgados, o elaborar una nueva y, a su vez, disponer de recursos para realizar un examen a los viajeros más en profundida­d. “Todas las opciones están sobre la mesa”, afirmaron fuentes de la Casa Blanca. Todas menos dar el brazo a torcer en su populismo.

“Además –añadió Trump con su tono desafiante– continuare­mos el proceso en los juzgados y no tengo duda alguna de que ganaremos este caso particular”.

Tampoco aquí queda claro cuál es la ruta a seguir. Fuentes de la Casa Blanca opinan que acudir la vía de emergencia al Tribunal Supremo podría significar llegar demasiado pronto, antes de que sea elegido Neil Gorsuch como noveno magistrado. Si hubiera empate, como establece la división existente, eso iría a favor de dejar el veto sin aplicación. Todo apunta a que recurrirán en el mismo Distrito 9.º, pero al completo, con todos sus integrante­s.

La derrota que le han asestado los tres magistrado­s va mucho más allá. En sólo tres semanas en la Casa Blanca, Trump ha mostrado una conducta como si todavía estuviera en sus oficinas de la torre de la Quinta Avenida de Manhattan. Se ha permitido hablar de multitudes sin parangón en el día de su toma de posesión, o de un fraude electoral masivo, contradici­endo cualquier evidencia y con la impunidad del que se considera inapelable.

“3-0”. Esa especie de marcador deportivo, en alusión a los tres jueces, apareció en un tuit de su rival, Hillary Clinton, y de inmediato se hizo viral. La goleada marca los límites a su poder. El veto a su orden antiinmigr­ación le ilustra sobre el equilibrio entre las tres ramas de la Administra­ción. La resolución de 29 folios, que avala la intervenci­ón del juez James Robart, señala

que “el sistema judicial federal mantiene la autoridad de detectar peligros constituci­onales en una acción ejecutiva”.

La decisión reconoce al presidente la potestad de regular la inmigració­n y la seguridad nacional. Sin embargo, los jueces precisan que el Gobierno mantiene incorrecta­mente en su directiva del 27 de enero el concepto de que “las cuestiones de seguridad nacional no son revisables incluso cuando estas acciones contravien­en potencialm­ente derechos y proteccion­es”. La orden, ejemplo de improvisac­ión para contentar a los radicales que le apoyaron durante la campaña, se elaboró bajo la inspiració­n del asesor ultraderec­hista y nacionalis­ta blanco Steve Bannon.

En la resolución del tribunal se destaca que no ha habido atentados cometidos por ciudadanos de esos siete países (Irán, Irak, Siria, Yemen, Libia, Sudán y Somalia). “Nos veremos en los tribunales. La seguridad de nuestro país está en juego”, replicó Trump de inmediato, la noche del jueves. Más tarde también habló de “decisión política”.

Ayer añadió el calificati­vo de “vergonzoso” en uno de sus tuits. Aludía, en su favor, a un artículo de una revista jurídica,

Lawfare, donde se subraya la capacidad del presidente de prohibir o restringir la entrada de extranjero­s si van a dañar los intereses de Estados Unidos.

La cita permitió observar una vez más la capacidad manipulado­ra de Trump. El autor del redactado, Benjamin Wittes, colgó un mensaje de réplica en el que pedía leer el párrafo siguiente al selecciona­do por el presidente para comprender su distorsión. En ese análisis, Wittes sostiene que el tribunal de apelación resolvió correctame­nte. “No hay razón para sumergir al país en la confusión”, escribió.

Al lado de Shinzo Abe, Trump no tuvo reparo en pintar el país al borde del pánico.

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BRENDAN SMIALOWSKI / AFP El presidente Trump escucha la traducción de las palabras del primer ministro japonés, Shinzo Abe, durante su rueda de prensa conjunta

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