La Vanguardia (1ª edición)

Podemos arranca un congreso de alto voltaje marcado por el temor al cisma

Iglesias y Errejón se disputarán el liderazgo con los anticapita­listas como árbitro

- Madrid

Podemos afronta desde hoy su segunda Asamblea Ciudadana Estatal en la madrileña plaza de toros de Vistalegre con el cometido de una refundació­n y en un ambiente cargado de electricid­ad y funestos augurios. La pugna registró ayer de nuevo otra subida de voltios por el tono y los términos de los dos contendien­tes principale­s, el actual secretario general, Pablo Iglesias, y su otrora mano derecha, el secretario político, Íñigo Errejón. Como terceros en discordia y, en alguna medida, árbitros de la contienda, el colectivo anticapita­lista liderado por Miguel Urbán, al que la intensidad del encono entre las otras dos corrientes han regalado el papel de la sensatez y la misión de poner paz y concordia cuando la campana ponga el domingo fin al combate.

Lo que se dirime, en todo caso, es el liderazgo en la organizaci­ón para los próximos tres años, toda vez que, aunque no peligre su elección como candidato a la secretaría general, Pablo Iglesias ha anunciado por activa y por pasiva que si su proyecto político no es el mayoritari­o, no solo dejaría la secretaría general sino también su escaño en el parlamento, que pondría a disposició­n de la organizaci­ón. Este órdago eleva el alcance del desafío lanzado a su contendien­te, Íñigo Errejón, quien ayer mostraba un rostro de inusual gravedad en sus aparicione­s ante los medios, en las que valoraba como remota la posibilida­d de que el congreso conduzca al paso atrás del líder de Podemos.

La grieta que ha ido abriéndose en la familia podemista en los últimos meses, no obstante, ha alcanzado tales dimensione­s que muchos simpatizan­tes y aliados de la formación morada han declinado asistir al que puede ser un durísimo trance para el joven partido, de cuyo desenlace puede depender su superviven­cia como formación. El contraste con la vibración épica de hace 18 meses, cuando se celebró el primer Vistalegre –en el que el grupo dirigente, en el que estaban los hoy rivales, copó todo el poder– se hacía evidente en los rostros de los propios organizado­res. Porque no sólo están en juego dos liderazgos y dos estilos políticos –caricaturi­zados como los agitadores frentea los tecnócrata­s–, sino dos corrientes que plantean enfoques divergente­s de la legislatur­a, lo que confiere a este congreso resonancia en todo el escenario político. Pero la ebullición alcanzada ha desplazado la pregunta principal, que ya no es quién ganará, sino si aún cabe zurcir el desgarro que recorre Podemos.

La gestión de los resultados, para la que es previsible que el nuevo consejo ciudadano estatal se tome

La tensión ha hecho que la duda que planea sobre Vistalegre no es quién ganará, sino si se evitará la ruptura

al menos una semana antes de nombrar una ejecutiva, será el principal desafío de los equipos de Iglesias, Errejón y Urbán, una vez expresada la voluntad de las bases.

La votación, cuyo resultado será público mañana, se presenta en términos tales que un simpatizan­te calificaba el congreso como “el AliForeman de la nueva izquierda” (en alusión al combate de boxeo más famoso de todos los tiempos, celebrado en Kinsasa en octubre de 1974) . No se sabe quién ganará, ni si habrá KO o victoria a los puntos, pero es muy probable que en la grada se oiga aquel famoso cántico: “¡Alí bumaye!”

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KAI FOERSTERLI­NG / EFE Íñigo Errejón, anoche en Madrid

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